Colas para casarse por San Valentín
En Ucrania también celebran San Valentín. Y ni siquiera los misiles de Rusia lo impiden. Solo lo retrasan. Es lo que sucedió este martes en Kiev, en la delegación del Ministerio de Justicia en la que se da el ‘sí quiero’. La alarma antiaérea sonó poco después de las nueve de la mañana y las parejas tuvieron que ponerse a refugio ataviadas con sus mejores galas a la espera de que cesara el peligro. Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas, porque la defensa aérea derribó una decena de proyectiles y el resto cayó sobre infraestructuras energéticas. Los funcionarios retomaron las ceremonias una hora más tarde.
El militar Volodímir Priglad y su novia Alyona fueron los primeros. Aunque ha luchado en el encarnizado frente de Bajmut, Volodímir no podía contener su nerviosismo. «Llevamos juntos un año y le propuse matrimonio el 30 de enero como regalo de cumpleaños. Me dijo que sí y fijamos la fecha de San Valentín por su simbolismo», contó el soldado a este diario. También hay otra razón: Volodímir viaja hoy de nuevo al frente sur, aunque no puede revelar a qué punto.
Alyona rió este martes con ganas y besó al ya su marido como si no hubiese un mañana. Desafortunadamente, en este caso el dicho puede ser literal. Lo sabe bien Inga, porque su primer esposo falleció durante los combates en el Dombás, en 2016. Hoy ha vuelto a decir ‘tak’ cuando le han preguntado si quiere casarse con Román Pikula, otro militar con el que le unen cinco meses de relación. «Entendí que quería casarme con ella cuando regresé de Bajmut», explica él, que ahora está desplegado en la capital con el batallón 23 a la espera de que les vuelvan a destinar al frente.
La de Román e Inga ha sido una boda deliberadamente sobria. Porque celebran su amor, pero la situación de Ucrania no llama a la fiesta. En su unión ha sonado ‘La rama de viburnum se ha inclinado’, que relata un momento triste en el que brilla un rayo de esperanza y que se ha convertido en el himno extraoficial de la guerra.