Diario de León

Putin avisa en tono agresivo que llevará la guerra hasta sus últimas consecuencias

Rusia «suspende su participación» en el Tratado de Armas Estratégicas Start-3 y ordena reanudar las pruebas nucleares

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Tras casi dos años sin comparecer ante las dos Cámaras del Parlamento, ya que su anterior discurso tuvo lugar el 21 de abril de 2021, el presidente Vladímir Putin arremetió ayer una vez más contra Occidente y el «régimen neonazi» de Kiev. Flanqueado por cuatro banderas rusas a cada lado del estrado, el presidente repitió durante su alocución los mismos argumentos que viene esgrimiendo desde 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea y atizó la guerra en Donbás enviando armas y hombres, pero también lanzó una advertencia de profundo calado. En clara respuesta a la Conferencia de Múnich y a la visita a Kiev de su homólogo estadounidense, Joe Biden, el jefe del Kremlin ha ordenado al Ministerio de Defensa ruso y a la agencia Rosatom «garantizar los preparativos para efectuar pruebas de nuestras armas nucleares, si Estados Unidos lo hace primero».

En la práctica, esto supone que Moscú no se retira, pero sí congela su participación en el pacto firmado en 2010 contra la proliferación de las armas nucleares Start-3, lo que abre la puerta a reinicio de las pruebas nucleares. Era el único acuerdo que quedaba en vigor con EE UU para contener y atenuar la amenaza atómica. Lo rubricaron originalmente Barack Obama y Dmitri Medvédev en Praga. Los términos de este tratado, que paradójicamente se renovó en 2021 entre las dos superpotencias, limita la capacidad de sus arsenales nucleares a 1.550 ojivas de largo alcance y establece un calendario de inspecciones mutuas de las instalaciones. Hace un par de semanas, Washington acusó a Moscú de entorpecer estas inspecciones. El secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, reaccionó de inmediato y pidió al Kremlin que reconsidere su postura. Tras la última renovación, el Start-3 debía continuar cinco años más en vigor.

El presidente continúa sin cambios, con la misma narrativa justificando su ofensiva en Ucrania. En los 105 minutos que duró su intervención, no ha dicho nada nuevo a lo ya enunciado desde el comienzo de la guerra, hace ahora un año. «La operación militar especial —nombre con el que las autoridades se refieren a la guerra— comenzó para proteger a la Federación Rusa y eliminar la amenaza neonazi (.) Rusia, paso a paso, resolverá de forma constante las tareas a las que se enfrenta» en este terreno, advirtió Putin ante los congregados en el Gostini Dvor, un céntrico edificio histórico que ha acogido en el pasado los congresos del partido del Kremlin.

Putin  se dispone a dar su discurso ayer en Moscú ante la Duma. SERGEI KARPUHIN

Biden, en su discurso en Varsovia. SERGEI KARPUHIN.

Estaban presentes diputados, senadores, miembros del Gobierno, oligarcas y un grupo escogido de militares rusos supuestamente llegados del frente ucraniano.

«Las élites de Occidente no ocultan sus objetivos: infligir una derrota estratégica a Rusia, lo que significa acabar con nosotros para siempre. Quieren transformar un conflicto local en una confrontación global. Lo entendemos así y responderemos en consecuencia».

«Rusia responderá a cualquier desafío, somos un pueblo unido. La verdad está con nosotros», fueron las palabras con las que finalizó su alocución, dejando entrever que apenas existen resquicios para restablecer las relaciones con Occidente y Kiev y lograr un acuerdo que ponga fin a la guerra.

Biden, en su discurso en Varsovia. PIOTR NOWAK.

Biden, en su discurso en Varsovia. PIOTR NOWAK.

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