Detenciones en Irán por el envenenamiento masivo de niñas en las escuelas
El envenenamiento de niñas en escuelas de Irán tiene al país conmocionado. No sólo porque la ola de intoxicaciones supere ya los 5.000 casos, según el comité parlamentario de investigación, sino por el misterio que rodea a unos sucesos que comenzaron a finales del pasado noviembre. Desde entonces son muchas las teorías sobre estos hechos que tienen aterradas a las familias con hijas, pero pocas, muy pocas, las certezas. De hecho, la comunidad internacional —desde Naciones Unidas a los Gobiernos de Estados Unidos o Alemania— ha exigido que los investigue de manera transparente y urgente y ayer mismo se anunciaron «varias» detenciones, aunque no se ofrecieron más datos.
La ciudad santa de Qom, al sur de Teherán, fue el primer punto donde saltó la alarma. Ocurrió el 30 de noviembre cuando cerca de una veintena de estudiantes de la Escuela Técnica Nour sufrió una extraña intoxicación. Después cayeron otras alumnas envenenadas en Ahvaz, Mashhad, Isfahán, Shiraz... y, en la actualidad, hay registrados casos en 25 de las 31 provincias de Irán.
Unos 230 centros escolares se han visto afectados, la mayoría femeninos. La verdad sobre esta sucesión de envenenamientos se construye por ahora con los testimonios de las víctimas, que coinciden en que escucharon una especie de «explosión» y percibieron olores «desagradables» —como a cloro, pescado podrido o mandarina— antes de sentirse mal. Desde el Gobierno iraní sugirieron que podía tratarse de gases a base de nitrógeno utilizados, por ejemplo, en industria o como fertilizantes agrícolas. La mayoría de las niñas presentaba problemas respiratorios, náuseas, fatiga, dolor de cabeza o tensión arterial baja y muchas acabaron hospitalizadas con necesidad de oxígeno.
No ha trascendido que ninguna haya fallecido aunque hace unas semanas se apuntó a la muerte de una menor que negó su padre.
Las familias han protagonizado movilizaciones por estos sucesos que el presidente, Ebrahim Raisi, relacionó con un «complot del enemigo» aunque no identificó a quién dirigía su dedo acusador. Desde su equipo de gobierno han apuntado a que las intoxicaciones buscan generar disturbios en un país que en los últimos meses ha encadenado protestas masivas por la muerte de Mahsa Amini. Y, justo por lo reciente de esos hechos, en la sociedad iraní ha comenzado a extenderse la idea de que estos envenenamientos son, en realidad, una venganza por aquellas manifestaciones.
La investigación abierta pretende arrojar luz sobre este misterio y a ello podrían ayudar las detenciones realizadas en cinco provincias. El ayatolá Alí Jamenei advirtió de que se trata de «crímenes imperdonables» y dio orden de que los autores sean perseguidos «sin clemencia».