Ucrania inicia la contraofensiva ante el avance ruso y la llegada de los tanques
«Estoy seguro de que continuaremos liberando los territorios ocupados, como ya lo hicimos en Kiev, Chernígov, Sumy, Jarkov y Jersón»
Ucrania puso ayer fecha a su contraofensiva, el comienzo de la primavera, tras la llegada esta semana de la primera partida de tanques alemanes y británicos, mientras las tropas rusas parecen haber retomado la iniciativa en el Donbás. «Depende de las condiciones climatológicas. En primavera la tierra está muy húmeda. Se pueden utilizar sólo vehículos sobre orugas. Creo que (la contraofensiva) la veremos en abril-mayo», dijo Oleksii Réznikov, ministro de Defensa ucraniano, en declaraciones a medios estonios.
Hace sólo unos días el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró que la contraofensiva no será posible hasta que Kiev reciba el armamento y la munición necesaria para no enviar a los soldados a una muerte segura. Réznikov explicó que el Estado Mayor espera al «momento adecuado» y que el contraataque tendrá lugar en varios sectores del frente, sin especificar. «Estoy seguro de que continuaremos liberando los territorios ocupados, como ya lo hicimos en Kiev, Chernígov, Sumy, Jarkov y Jersón», dijo.
El ministro, que pronosticó «cambios muy positivos para Ucrania» este año, se subió ayer a uno de los blindados Marder suministrados por Alemania, que también envió el lunes la primera partida de 18 Leopard-2.
El martes le tocó el turno a los Challenger británicos y ayer, miércoles, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, anunció que Madrid enviará seis Leopard a Kiev, una vez sean reparados. Con respecto a las promesas europeas de un millón de proyectiles, Réznikov admitió que el ejército ucraniano necesita más munición si quiere recuperar territorios, aunque precisó que Kiev gasta entre 4.000 y 7.000 proyectiles diarios, mientras Moscú, unos 20.000.
LAS PRISAS DE WAGNER
Mientras, en el frente, después de un par de semanas de estancamiento, los mercenarios del Grupo Wagner parecieron intensificar de nuevo sus operaciones de asalto en el bastión de Bajmut, en la región de Donetsk.
Según el Instituto sobre el Estudio de la Guerra (ISW), los wagner pueden haber tomado el complejo metalúrgico Azom, cuyos túneles sirvieron de trinchera durante nueve meses a los soldados ucranianos, con lo que controlarían ya el 65 % de la ciudad, y ahora se estarían dedicando a despejar la zona de enemigos. Si los blogueros militares rusos hablan incluso de la toma del mercado y de posiciones aledañas al Palacio de Cultura en el centro de la ciudad, los medios oficiales precisaron que los combates se han trasladado ahora a los polígonos industriales al sur de Azom.
Sea como sea, Zelenski se niega a entregar la ciudad, que se ha convertido en el símbolo de la resistencia a la ocupación.
En declaraciones a la prensa estadounidense, aseguró que si el presidente ruso, Vladimir Putin, siente por un momento que Kiev es débil, atacará con todas sus fuerzas. En la misma línea, Réznikov aseguró que los defensores ucranianos «redujeron el potencial ofensivo ruso», lo que ayuda a las tropas ucranianas «a estabilizar la línea del frente y ganar tiempo para preparar la contraofensiva». El jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, reconoció ayer el alto coste en vidas humanas de los encarnizados combates.
«La batalla por Bájmut prácticamente ha destruido al ejército ucraniano y, lamentablemente, ha dejado bastante maltrechos a los Wagner», dijo, según su servicio de prensa. Réznikov replicó: «Ellos también están cansados. Han sufrido grandes pérdidas, muchos muertos y heridos. Habitualmente, pierden no menos de quinientos soldados diarios». El dilema del ejército ucraniano ahora es qué hacer con la localidad de Avdíivka, en las afueras de Donetsk, donde las fuerzas rusas también están intentando cercar la ciudad. Perder Avdíivka sería un revés aún mayor que la derrota en la batalla por Bajmut, ya que eso dejaría expedito el camino a las tropas rusas en el centro de Donetsk.