Macron confía en China para «hacer entrar en razón» a Putin
El presidente francés y Xi, reunidos en Pekín, urgen a evitar una escalada bélica en Ucrania
La ofensiva diplomática lanzada por la UE en tierras chinas con un auténtico peregrinaje de líderes comunitarios por Pekín alcanzó ayer su máximo nivel con la visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que se reunirá por partida doble con su homólogo asiático, Xi Jinping, en un momento muy delicado para sus relaciones. Mantendrán un encuentro en solitario pero, primero, se verán las caras en una cita a tres bandas con el francés Emmanuel Macron y la guerra en Ucrania entre los asuntos principales.
El líder galo remarcó a su llegada el «gran papel» de China en el camino hacia la paz y en la segunda jornada de su viaje de Estado volvió a confiar en esa posición mediadora que el propio Xi trata de explotar en los últimos meses.
Macron se ha mostrado convencido de la capacidad china para reconducir a Putin, consciente de que Xi es uno de los contados mandatarios con influencia e interlocución con él. La prueba más reciente es la reunión que ambos mantuvieron hace escasas semanas en Moscú. «Sé que puedo contar con usted para hacer entrar a Rusia en razón y llevar a todo el mundo a la mesa de negociaciones», afirmó. Una opción que el propio Kremlin se apresuró a descartar a través de su portavoz, Dmitri Peskov: «La situación con Ucrania es compleja, por el momento no hay una perspectiva de una solución política». Y eso que ha admitido el «potencial formidable y eficaz» de China —que a finales de febrero presentaba su plan de paz— en sus «servicios de mediación».
En el encuentro en el Gran Palacio del Pueblo, precedido de una enorme alfombra roja, el presidente francés insistió en que la invasión rusa ha supuesto «un golpe a la estabilidad» global. Y coincidió con Xi en urgir a la comunidad internacional a evitar una escalada en una crisis que se alarga ya más de un año. Ambos mostraron su oposición al uso de armas nucleares, una de las crecientes preocupaciones y más después de que Rusia anunciara en marzo su intención de desplegar este armamento en la vecina Bielorrusia.
Macron alertó de los riesgos de «ayudar al agresor» —en referencia al posible envío de este material a Moscú— y convertirse en «cómplice de la violación del derecho internacional».
La posición china en esta guerra continúa alejada de los postulados europeos ya que, más de un año después de su comienzo, ni la ha condenado de manera pública, ni se ha unido a las sanciones aplicadas a Moscú. Von der Leyen no ha ahorrado críticas por ello hacia el gigante asiático, que aún tiene pendiente algún tipo de contacto con el líder ucraniano, Volodímir Zelenski.
A pesar de estas diferencias, las conversaciones entre Xi y Macron antes de que Von der Leyen se sumara al diálogo en una reunión trilateral han resultado «francas y constructivas». «Amistosas» y «profundas» es como las calificó Pekín, que ve en el Viejo Continente una oportunidad de engancharse al escenario internacional ahora que sus relaciones con Estados Unidos están prácticamente rotas.
Xi, de hecho, aprovechó el encuentro para reconocer a Europa como un polo independiente y mostrar respeto a su autonomía, a sabiendas de que China está aún detrás del 20% de las importaciones de la UE, que se esfuerza por reducir su dependencia tanto en lo económico como en lo tecnológico.
Las relaciones comerciales son, precisamente, otra de las cuestiones sobre la mesa en esta ronda de reuniones que el presidente chino mantiene desde hace meses con líderes occidentales. El alemán Olaf Scholz fue el primero en pasar por Pekín en noviembre, Pedro Sánchez estuvo la pasada semana... y en los próximos días se prevé que lleguen el brasileño Lula da Silva, la hondureña Xiomara Castro o el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que aterrizará el jueves 13.