Un avión ruso bombardea sobre su propio territorio por un fallo técnico
La ciudad rusa de Bélgorod, situada a medio centenar de kilómetros de la frontera con Ucrania y a unos 80 kilómetros de Járkov, la segunda metrópoli ucraniana, viene sufriendo en sus proximidades ataques continuados del ejército de Kiev. Pero hasta ahora no había sido objeto de «fuego amigo». La noche del jueves, un cazabombardero ruso Su-34 dejó caer una bomba en pleno centro de Bélgorod causando tres heridos, un cráter de 20 metros de diámetro y numerosos desperfectos en edificios y vehículos.
Como era lógico, la población alarmada por la explosión creyó que estaba siendo víctima de un bombardeo ucraniano. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso, citado por la agencia TASS, admitió enseguida que lo sucedido en Bélgorod fue consecuencia de la «caída no prevista de munición» desde el avión a causa de un fallo técnico.
Kiev se garantiza el apoyo
El grupo de contacto para Ucrania expresó ayer su voluntad de continuar apoyando al país agredido con todos los medios militares y financieros a su alcance cuando se cumple un año de las primeras reuniones en la base aérea estadounidense de Ramstein, en el Palatinado alemán. Sistemas antiaéreos, munición y unidades de apoyo logístico, de transporte y médicas son las prioridades en la ayuda al Gobierno de Kiev, según subrayó durante la apertura de la ya undécima cita el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin. Ucrania sigue combatiendo con valor más de un año después del comienzo de la invasión por Rusia y los participantes en el también llamado ‘Formato de Ramstein han apoyado a su Ejecutivo hasta ahora con más de 50.000 millones de euros para responder a la agresión ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin.
Ucrania ha recibido o está a punto de recibir más de setenta carros de combate Leopard 2.