Letonia elige a un presidente contrario a Rusia y primer mandatario gay de Europa
Firme partidario de Ucrania y abiertamente homosexual. El nuevo presidente de Letonia, Edgars Rinkevics, ha sentado un precedente en la historia de su país y de la Unión Europea al ser el primer mandatario gay en una nación donde precisamente rechazan las relaciones homosexuales.
El hasta ahora ministro de Exteriores, ha sido designado por el Parlamento como jefe de Estado en una reñida votación. Obtuvo sólo un sufragio más del mínimo necesario entre los cien escaños de la Cámara.
El político de centroderecha, claramente opuesto a Rusia, afirmó tras su elección que seguirá con mano firme apoyando a Kiev. El candidato, de 49 años, del partido gobernante Nueva Unidad llevaba más de una década en la diplomacia letona. Durante este periodo, ganó popularidad por su fehaciente condena al Kremlin por invadir Ucrania.
Rinkevics, que fue secretario de Estado en el Ministerio de Defensa y periodista de Radio Letonia en la década de 1990, tomará posesión de su cargo el 8 de julio para suceder a Egils Levits, quien también es contrario a Moscú. La guerra de Ucrania fracturó la política nacional. El principal rival de Rinkevics, el empresario Uldis Pilens, obtuvo 25 votos. El partido populista Por la Estabilidad, que está asociado con la minoría de habla rusa del país, votó en contra de ambos finalistas.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, felicitó al ganador por su nombramiento y lo describió como un «verdadero amigo de Ucrania».
Letonia y Estonia son los países que más ayuda militar han proporcionado al territorio invadido. Pese a compartir frontera con Rusia y Bielorrusia, Riga se ha volcado a favor de Ucrania desde el comienzo de la guerra. «No habrá sorpresas, ni cambios en el apoyo letón y su respaldo a la UE y la Otan». Rinkevics lideró el equipo de trabajo para que el país del Báltico se adhiera a la Alianza Transatlántica en 2004.
El conflicto ha reavivado la disputa entre los fieles de la extinta Unión Soviética y los independentistas. El país con 1,9 millones de habitantes, donde casi un tercio de los residentes hablan ruso, presentó varios planes para vetar la influencia de Moscú, entre ellos suspender canales rusos y cambiar toda la educación al letón.