Rusia y Ucrania se enzarzan en la amenaza nuclear
Zelenski acusa a Moscú de tramar un «atentado» con una fuga radiactiva en Zaporiyia
La amenaza nuclear se ha convertido en un arma más en la guerra de Ucrania. Tan potente, como invisible, que a uno y otro lado la empuñan cada cierto tiempo para advertir de las peligrosas intenciones del enemigo a la comunidad internacional. Lo acaban de volver a hacer. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asegura que el Kremlin planea un «atentado terrorista» mediante una fuga radiactiva de la central de Zaporiyia, la mayor de Europa, ocupada por las fuerzas de Moscú prácticamente desde el inicio del conflicto. El Servicio Federal de Seguridad (FSB, el antiguo KGB) anunció ayer la detención de cinco supuestos traficantes a los que había sorprendido ‘in fraganti’ cuando intentaban comprar cesio-137 para llevarlo al país vecino y acusar a Rusia de su uso.
No es la primera vez que ucranianos y rusos se enzarzan en la amenaza nuclear —y que niegan las acusaciones mutuas— pero, en esta ocasión, el fantasma ha reaparecido con el director general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, de visita en Kaliningrado para reunirse con representantes de la agencia atómica de Rusia, Rosatom.
En su reciente viaje a la central de Zaporiyia, explicaron desde este ente, «pudo comprobar que las estructuras hidráulicas se encuentran operando en modo normal y que las reservas de agua en la balsa de enfriamiento son suficientes para la operación segura» de la instalación, ubicada en plena línea del frente. No obstante, la OIEA afirma conocer informes que sugieren que se habrían colocado minas cerca del estanque de enfriamiento del reactor, un hecho más que preocupante que Grossi no pudo comprobar en su última visita. No vio ningún explosivo en la central.
En Ucrania, sin embargo, el aviso lanzado por su presidente sobre un inminente atentado nuclear se lo han tomado muy en serio. Tanto, que la demanda de yodo —por su supuesta protección frente a la radiación— en las farmacias se ha disparado. «Lee y comparte, ¡pero que no cunda el pánico! El presidente Zelenski no dijo nada nuevo. Rusia es un país terrorista del que, igual que de un mono con una granada, puede esperarse cualquier cosa», dijo el Ministerio de Sanidad ucraniano en un curioso intento de calmar a sus ciudadanos.
La sucesión de amenazas nucleares desde hace más de un año se ha quedado, por ahora, en un enfrentamiento dialéctico —poco tranquilizador, eso sí— entre Kiev y Moscú que hay quien lo interpreta como una manera de frenar al enemigo en caso de que se le pasara por la cabeza usar esta arma con consecuencias imposibles de predecir.