Fisuras en el Ejército ruso tras el motín de Wagner y el desafío a Putin
Los mercenarios de Prigozhin desaparecen del frente y ya entrenan tropas en Bielorrusia
Los problemas de Rusia en el frente han salido de nuevo a la luz con críticas de un general al alto mando militar que proceden ahora del propio Ejército casi tres semanas después del fallido motín de los mercenarios del Grupo Wagner, algunos de los cuales ya entrenan tropas en Bielorrusia.
Iván Popov, excomandante del 58 Ejército de las Fuerzas Armadas de Rusia que opera en la región suroriental de Zaporiyia, denunció graves errores del mando ruso, que provocan gran número de bajas, tras lo cual fue relevado de su cargo.
«Os lo digo honestamente, se ha producido una situación compleja con la jefatura: había que ser cobarde, callar y decir lo que querían oír o llamar las cosas por su nombre», dijo el general Popov en un audio, en el que expuso en primer plano fisuras en el Ejército.
Ígor Guirkin, alias ‘Strelkov’, líder de la sublevación prorrusa en el Donbás en 2014, calificó las declaraciones de Popov de «precedente peligrosísimo» y «un casi motín».
«De una nueva marcha a Moscú protagonizada por el Ejército regular sólo nos separa una gran derrota militar», sostuvo, en referencia a la columna de los Wagner que se acercó a 200 kilómetros a la capital rusa durante su sublevación, el pasado 24 de junio.
El intento de Popov de insubordinarse al Estado Mayor es «un patrón de comportamiento corrosivo que se ha desarrollado dentro del mando y las fuerzas rusas», constató a su vez el estadounidense Instituto de Estudio de la Guerra (ISW).
Según el centro, este desplante recuerda a la rebelión del jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, durante la cual pidió la cabeza del jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, y del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu.
El ISW alertó que ante los fracasos del Ministerio de Defensa ruso de «abordar los problemas endémicos de la guerra» podría tener lugar «una crisis de mando en el futuro».
Sus analistas citaron además otro caso, el del comandante de las Fuerzas Aerotransportadas rusas, coronel general Mijail Teplinski, quien dimitió temporalmente en enero por un conflicto con Guerásimov sobre la estrategia en Soledar y en marzo «apeló» al presidente ruso, Vladimir Putin, supuestamente por «el mal trato del Ministerio de Defensa a Wagner, la falta de transparencia y el desprecio al esfuerzo de guerra ruso».
La insubordinación es una amenaza latente para Putin, que reveló ayer sus intentos de aplacar a los mercenarios de Wagner cinco días después de la fallida rebelión tras ofrecerles integrarse en el Ejército regular.
El mandatario ofreció a los wagner opciones para reunirse «en un solo lugar» y «seguir sirviendo» bajo el mando del comandante de la empresa militar privada conocido como ‘Sedói’ (Canoso), identificado en la lista de sanciones de la Unión Europea de 2021 como Andréi Troshev, miembro fundador de Wagner.
Putin aseguró al diario ‘Kommersant’ que, tras escuchar la propuesta, muchos de los comandantes wagneritas asintieron con la cabeza, pero Prigozhin respondió con una negativa.
En tanto, algunos de los mercenarios ya se encuentran en Bielorrusia en calidad de instructores militares que preparan las unidades de Defensa Territorial en este país, en un campamento cerca de la ciudad de Osipóvichi, a 230 kilómetros de Ucrania.
«Es una experiencia muy útil para nuestro Ejército bielorruso, que no participó en combates reales desde la guerra (soviética) de Afganistán», señaló un soldado en vídeo del Ministerio de Defensa.
El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, ya había adelantado que Wagner podría «servir a la defensa de Bielorrusia si el país es atacado».