Ucrania se convierte en el país más minado del mundo
Kiev se enfrenta a casi 200.000 kilómetros cuadrados plagados de bombas
Los dos artilleros disparan contra las posiciones rusas desde un blindado estadounidense Bradley. Después de varias ráfagas, el médico del equipo salta desde la portezuela trasera. Elige un pequeño espacio sin maleza, donde antes ha caído un mortero, convencido de que está limpio de minas. Sin embargo, su rodilla derecha cae sobre un detonador, activa una trampa explosiva y su cuerpo salta en el aire, con la pierna completamente amputada. La escena grabada por un dron resulta extremadamente cruel. El sanitario ucraniano pierde sangre rápidamente. Sabe que la vida se le escapa y realiza un torniquete apresurado en el muslo. No se desvanece. Logra arrastrarse hasta el blindado. Deja un rastro de sangre. Su pierna izquierda cuelga de un jirón de carne. También la pérdera. Dentro del Bradley, otro médico lucha durante tres horas para salvarle la vida ante una tripulación aterrorizada tras contemplar como una mina es capaz de destrozar un cuerpo humano. El vídeo ha sido difundido ampliamente en los canales militares occidentales y documenta el escenario infernal que afronta una Ucrania sembrada de minas, morteros, granadas y proyectiles de artilleria sin explotar a una escala nunca vista en un país en guerra
El Banco Mundial calcula que el desminado costará 34,000 millones de euros y una década de trabajo intensivo como mínimo, en la que será imposible la reconstrucción o las tareas agrícolas en vastas áreas. La duración del conflicto, el nivel de confrontación salvaje y el insólito volumen de munición intercambiado, en el caso ruso secando sus arsenales y en el ucraniano aprovechando el abastecimiento occidental, han hecho de la exrepública el país posiblemente más minado del mundo en la actualidad, por encima de Camboya, Angola o Afganistán, sometidas desde hace años a costosas y peligrosas operaciones de retirada de trampas..
Ahora mismo trabaja allí medio millar de equipos internacionales de detección de explosivos. Su trabajo es tan inmenso que ellos solos tardarían 757 años en completar la limpieza de Ucrania, según un informe de ‘The Washington Post’. Se calcula por cientos de miles, e incluso millones, el número de explosivos sin detonar que permanecen perdidos, abandonados o escondidos bajo tierra a la espera del enemigo o cualquier civil desafortunado. Y todo ello sólo puede empeorar si Moscú y Kiev se enzarzan ahora en una guerra de bombas racimo.
Rusia ya las ha utilizado en una veintena de ocasiones, según la ONU, y el Pentágono ha confirmado esta semana que sus envíos a los ucranianos —que han molestado a algunos aliados— también estan ya en el campo de batalla.
Las bombas racimo han sido catalogadas como uno de los principales riesgos militares para la población civil por su capacidad de esparcir pequeños proyectiles, muchos de los cuales se quedan sin detonar. Los enfrentamientos directos con el ejército ruso han afectado a un tercio del territorio nacional, y es ahí donde las organizaciones internacionales consideran que están concentradas las trampas y restos explosivos intactos.
Los Bradley son los vehículos más preparados para resistir un impacto, lo que no evita que sus tripulantes sufran conmociones cerebrales. Gracias a ellos, el número de muertes y amputaciones en las filas ucranianas desde el inicio de la tardía contraofensiva de primavera ha sido menor. Pero también es cierto que muchos de estos blindados enviados por Occidente han acabado destruidos —los menos— o en el taller de reparaciones —los más, su resistencia es legendaria—, disminuyendo las esperanzas que Estados Unidos y la Otan tenían de un contragolpe más rápido.
Las minas generan un enorme problema al ejército, pero también al sistema médico y social ucraniano. No existen cifras definitivas sobre el número de militares que han sufrido lesiones invalidantes. Sin embargo, en función de las bajas que se producen a diario en el frente, algunos expertos consideran que serán decenas de miles los soldados que necesitarán prótesis o quedarán postrados en una silla de ruedas en el mejor de los casos.
Algunos relatos hablan de médicos que han amputado las dos piernas a un herido en diez minutos. Los cirujanos trabajan con detectores de metal para encontrar las esquirlas en los cuerpos. Pero si son de plástico, los detectores resultan inútiles.
James Cowan, director de Halo-Trust, sostiene que «la recuperación económica de Ucrania no será posible sin la limpieza de minas terrestres y artefactos explosivos sin detonar». A la vista de las imágenes de satélite, Ucrania reúne las dramáticas condiciones para hacer, desgraciadamente, historia. Hay una línea de centenares de kilómetros llena de trampas que llega hasta Rusia. Se trata de un país experto: la antigua URSS minó por completo Afganistán en 1979 llenando 500.000 kilómetros cuadrados con diez millones de artefactos.