La ONU alerta sobre las «insoportables» cifras de inmigrantes fallecidos en el Mediterráneo
El Mediterráneo se ha convertido en la esperanza para miles de migrantes que huyen del hambre, conflictos de todo tipo o las consecuencias del cambio climático. Pero también se ha mostrado como una enorme trampa mortal. Basta con ver las cifras que se pusieron este viernes sobre la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU para entender la magnitud de la tragedia: desde enero más de 187.000 personas han cruzado este mar «buscando un mejor futuro», pero 2.357 no llegaron a su destino. De algunas se recuperaron sus cadáveres, a muchas otras las dieron por desaparecidas. Sólo el mes pasado hubo cuatro naufragios donde las víctimas superaron la treintena en cada uno. El director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Par Liljert, urgió en su intervención en Naciones Unidas a tomar medidas ante unos números que son «insoportables». Y no sólo para «impedir las salidas», matizó.
La ola de migrantes que ha puesto en jaque a países como Italia, Grecia o España, y que se ha intensificado en los últimos meses con cifras que no se veían desde hace casi una década, deja un rastro de muerte a su paso. La ruta conocida como Mediterráneo central, con origen en el norte de África y objetivo en las costas italianas, y en menor medida de Malta, destaca como la más negra en este mapa. Seis de cada diez migrantes fallecidos o desaparecidos en lo que va de año cubrían este trayecto. El Gobierno de Giorgia Meloni, uno de los más reticentes junto a Polonia a la hora de cerrar un pacto migratorio en el marco de la Unión Europea (UE), sabe bien lo que hay detrás de esta tragedia: «Un gran negocio». «Más del 90% de los desplazados que llega a Europa ha recurrido a los traficantes», denunció este viernes su ministro de Interior, Matteo Piantedosi,