El primer día en silencio sin bombas permite a Gaza enterrar a los muertos
Y de repente, tras 49 días escuchando con terror cómo tronaban los bombardeos, la Franja de Gaza se quedó en calma. En precaria paz. En silencio, solo roto por alguna esporádica ráfaga de las ametralladoras israelíes que trataban de evitar que los gazatíes volvieran a sus casas... o a las ruinas en que ahora se han convertido. El primer día de tregua entre Israel y Hamás también tuvo sangre.
Por una vez en mes y medio, los aviones soltaron octavillas y no proyectiles. «Moverse está prohibido y es peligroso», advirtió el Ejército judío. «Esto sigue siendo zona de guerra». Pese a algún incidente, el inicio de la pausa dio un respiro en medio de la devastación.
En la Franja, la población pudo por fin salir a las calles sin miedo a las bombas. Era una calma casi olvidada. Muchos, como recoge la BBC, lo aprovecharon para ver si aún tenían casa, si la llave que apretaban en el puño todavía servía. En la zona del sur, la población ha estado apelotonada en centros de acogida de la ONU. Buscaron sus hogares caminando entre cadáveres, como se ve en vídeos difundidos en las redes sociales. Otros, procedentes del norte, intentaron trasladarse a sus lugares de origen pese a la prohibición israelí. La tregua fue también una ocasión para rezar.
Hubo una oración pública en el estadio de fútbol de Jan Yunis. Un portavoz de Unicef, James Elder, describió cómo algunos palestinos buscaban entre los escombros a sus familiares muertos. La pausa les había dado una oportunidad para enterrarlos. Hay muchas víctimas bajo un océano de ruinas.