Trump incorpora a la ultraderecha mundial a su «venganza» electoral
Cada cuatro años desde su fundación en 1980, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) se convierte en el termómetro político para vislumbrar quién ganará la nominación del Partido Republicano, a través de la encuesta informal en la que participa su público, pero este año la elección de Donald Trump está tan clara que por primera vez en más de una década lo que se pregunta a los participantes es quién debería ser la pareja del magnate en las papeletas.
Durante su primer mandato, el magnate de tabloides y ‘reality shows’ tomó por asalto el Partido Republicano «gobernado por locos, globalistas de fronteras abiertas, fanáticos y tontos», dijo el año pasado. «Nunca volveremos a ser el partido de Paul Ryan, (el arquitecto electoral de George W. Bush) Karl Rove y Jeb Bush», prometió. Después de transformar la formación de Reagan en el movimiento Maga ‘Make America Great Again’, ahora aspira a contagiar al mundo conservador con su nacionalismo populista. Para eso estaban invitados a la palestra de estas conferencias representantes de la derecha más radical del mundo, como la que encarnan los presidentes de Argentina, Javier Milei, y El Salvador, Nayib Bukele, la ex primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, que solo duró 44 días en el cargo, el impulsor del Brexit, Nigel Farage, y hasta el presidente de Vox, Santiago Abascal. El sueño de los organizadores de la conferencia más importante de la derecha mundial «es también la pesadilla de los progresistas del mundo», una ultraderecha internacional unida que este año presume sin tapujos de querer destruir la democracia existente para sustituirla «por esto», proclamó desde el escenario el activista Jack Posbiec.
La insurrección del 6 de enero está más presente que nunca en las jornadas de este año. Los 749 convictos hasta enero pasado por aquel asalto al Capitolio son considerados en este contexto «héroes» y «patriotas» para los que se pide su liberación. No hay ninguna duda de que si Trump gana las elecciones los indultará. Mientras que eso no ocurra, sus tribulaciones judiciales sirven de escarnio para contener a duras penas a otros «patriotas». Si en su anterior campaña el magnate propugnaba «drenar el pantano», en su discurso incendiario del viernes Posbiec arengó a la masa a «quemar el pantano hasta los cimientos para levantar sobre sus cenizas la nueva República estadounidense».