El Gobierno de la ANP dimite en bloque por la situación en Gaza
El impacto de la guerra entre Israel y Hamás ha alcanzado al Gobierno de la Autoridad Palestina. Su primer ministro, Mohamed Shtayé, presentó este lunes su dimisión y la de su equipo ante la situación «política, económica y de seguridad» derivada de la «agresión» contra Gaza, donde han perdido la vida cerca de 29.800 personas, y el repunte de la violencia en Cisjordania, donde el Ejecutivo tiene su sede. «La próxima etapa requiere medidas gubernamentales que tengan en cuenta la nueva realidad en la Franja [...] y la necesidad urgente de un consenso interpalestino», urgió desde Ramala. La dimisión en bloque fue trasladada al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, que no se pronunció de manera pública al respecto. Shtayé, sin embargo, no ahorró calificativos hacia el actual escenario. Denunció el «ataque fiero y sin precedentes» que sufre la población en Gaza así como los «intentos de desplazamientos forzosos, la muerte por hambre, la intensificación del colonialismo y del terrorismo de los colonos y las repetidas invasiones de los campamentos (de refugiados) y las localidades de Cisjordania». En resumen, dijo, la actuación de Israel esconde un «genocidio».
Shatyé, que ocupaba el cargo de primer ministro desde 2019 y antes fue gobernador del Banco Islámico y titular del Ministerio de Obras Públicas, lamentó «los esfuerzos para convertir a la Autoridad Palestina en una autoridad que administre la seguridad, sin contenido político» y aprovechó para defender a su Ejecutivo. «Fue capaz de lograr un equilibrio entre satisfacer las necesidades del pueblo (...) y preservar los derechos políticos», destacó. La renuncia se produjo después de que países de la región y varios Gobiernos occidentales pidieran una reforma de la Autoridad Palestina y de que diferentes voces criticaran la «impotencia» de Abbás ante el ataque israelí.
El Ejército de Israel presentó este lunes durante la reunión del gabinete de guerra un «plan de evacuación» para la ciudad de Rafah. Es el paso previo a la operación militar a gran escala prevista para la zona, de cuyas consecuencias catastróficas para la población civil ya ha alertado la comunidad internacional. Sin dar detalles de cómo se puede sacar de este enclave fronterizo con Egipto a casi 1,5 millones de personas, el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, dejó claro que la invasión «tendrá lugar», aunque puede retrasarse si fructifican las negociaciones.