El atentado pone en cuestión la imagen de Rusia como país seguro
«¿Por qué el servicio de Inteligencia no sabía nada?», critica una ciudadana en la jornada de luto
Al espanto inicial le sucede el miedo. Mientras el recuento de víctimas mortales en el atentado terrorista del viernes en un auditorio de Moscú se eleva ya a 137, la sociedad rusa siente cómo se desvanece la sensación de seguridad interna de la que tanto alardea su presidente, Vladímir Putin. En un país donde la oposición está en el exilio, encarcelada o bajo tierra, la matanza en la sala de conciertos Crocus City Hall, reivindicada por el Estado Islámico (ISIS), ha levantado entre la ciudadanía algunas críticas al Gobierno: «Estados Unidos y Reino Unido habían advertido sobre un acto terrorista. ¿Por qué nuestros servicios de inteligencia no sabían nada?», denuncia a la agencia AFP Rusiana Baranovskaia, jurista de 35 años. «No me siento segura. Que alguien pueda venir y matarme, asusta», confiesa.
Mientras Moscú y Rusia bajaban a media asta sus banderas y todo el país pasaba en silencio una jornada de luto nacional, los vídeos de los cuatro terroristas asesinando a quemarropa seguían en la retina de los ciudadanos. Esas imágenes, en opinión de The Washington Post, arruinan los esfuerzos de Putin por presentar a Rusia «como un país fuerte, unido y resistente». Esa fragilidad, según analistas consultados por el diario estadounidense, también se hizo evidente cuando el líder de los mercenarios de Wagner, Yevgeniy Prigozhin, abandonó en junio de 2023 el frente ucraniano y dirigió sus tropas hacia Moscú. Este atentado del ISIS en Moscú llega solo unos días después de que Putin haya sido elegido por quinta vez como presidente ruso. Y con un apoyo mayoritario en una elecciones a las que no pudo presentarse la oposición. Putin, centrado en el frente ucraniano, ha dedicado buena parte de sus servicios de seguridad a vigilar y controlar cualquier brote crítico con la línea oficial. La policía ha interrogado, por ejemplo, a muchos de los participantes en los actos de homenaje a Alexéi Navalni, líder opositor fallecido en una prisión del Ártico en febrero.
Durante sus primeros mandatos, Putin ya tuvo que afrontar varias acciones terroristas de grupos islamistas, como el que causó más de 300 muertos en una escuela de Beslán en 2004. Entonces, acusó a Occidente, a Estados Unidos y Europa, de fomentar el terrorismo. Ahora repite táctica y apunta el dedo acusador hacia Ucrania, el país que el presidente ruso considera «nazi» y que recibe armas y financiación de miembros de la Otan y la Unión Europea. En su discurso a la nación tras el atentado del viernes, Putin, sin citarlo por su nombre, hizo responsable de la masacre a Ucrania. «La gente ya no sonríe» En las calles de Moscú, «la gente ya no sonríe», dice Valentina Karenina, una de las ciudadanas que encendió velas por los fallecidos. ¿Creen a Putin? Muchos, sí, como Valeri Chernov, de 52 años. «Este atentado hará que todo el mundo comprenda que el frente no está solo en un parte de Rusia, sino en todo el país. Algunos no habían entendido que hay una guerra y que todos los medios valen», avisaba. «¿Quién está detrás de estos crímenes? Los enemigos de Rusia y de Putin, que buscan desestabilizar su poder. Es realmente posible que sean Ucrania y Occidente. No descarto nada. Pueden haber utilizado al Estado Islámico para desviar la atención», especulaba. Las agencias de noticias no lo tienen fácil para recoger opiniones sobre este asunto. La mayoría de los ciudadanos optan por el silencio.
A favor de la pena de muerte
La Administración estadounidense ha descartado la implicación de Ucrania en el atentado del viernes en Moscú y recuerda que, desde su embajada en la capital rusa, ya había alertado sobre la inminencia de un acto así. Un exalto funcionario de Inteligencia de EE UU asegura en The Washington Pos t que Rusia «siempre baja la guardia en materia de seguridad, salvo que se trate de un acontecimiento público de alto nivel, como los Juegos Olímpicos, o que en el acto intervenga Putin».