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La canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld. JOSÉ JACOME

Publicado por
Asier Quintana
Madrid

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En tan solo cuatro meses al mando, el presidente Daniel Noboa ha provocado un terremoto político en Ecuador del que le va a costar salir indemne. A la crisis externa desatada por el asalto a la embajada mexicana en Quito y al estado de excepción impuesto nada más llegar al cargo para luchar contra la violencia en las calles, el mandatario ha declarado un «conflicto armado interno» contra 22 organizaciones criminales.

Apenas unas horas habían pasado en el país latinoamericano del fin del estado de excepción cuando Noboa emitió un comunicado en el que imponía el decreto 218, que entró en vigor la noche de este domingo. Este artículo apenas modifica las disposiciones que regían previamente. Los centros penitenciarios han adquirido estatus de zonas de seguridad y seguirán bajo el control de la Policía y Fuerzas Armadas. El mandatario ha autorizado a los militares a seguir con las «actividades de control de seguridad interna de la nación» para erradicar la violencia de las calles y les permite realizar operaciones para «prevenir y erradicar la actividad de grupos armados organizados en el territorio nacional».

La Autoridad Nacional de Planificación, de Economía y Finanzas y de Seguridad van a establecer una programación presupuestaria plurianual sobre seguridad interna, inteligencia estratégica y contrainteligencia para mejorar el modus operandi con el que vencer a los grupos criminales. Desde la presidencia defienden esta situación asegurando que las bandas criminales no son simples delincuentes, sino actores no estatales beligerantes. Además, en caso de que la situación empeore, el Ministerio de Defensa y el del Interior podrán solicitar al presidente que se declare el estado de excepción de nuevo.