Biden se niega a escuchar las peticiones demócratas para que abandone y dice que se queda
El presidente estadounidense, Joe Biden, envió este lunes una carta a los senadores y legisladores demócratas del Congreso en la que insistió en que seguirá en la carrera presidencial contra Donald Trump.
«Quiero que sepan que a pesar de todas las especulaciones en la prensa y en otros espacios estoy firmemente comprometido a permanecer en esta contienda, a llegar hasta el final y a vencer a Donald Trump», afirmó.
El demócrata dijo que no volvería a postularse a la presidencia «si no creyera absolutamente» que es «la mejor persona para vencer» al exmandatario republicano (2017-2021).
Biden contó que, tras las críticas desatadas por su mala actuación en el debate presidencial del pasado 27 de junio, ha tenido «conversaciones con los líderes del partido, funcionarios electos, miembros de base y votantes».
«He escuchado las preocupaciones de la gente y los miedos que expresan de buena fe sobre lo que está en juego en estas elecciones. No soy ajeno a ello», declaró el mandatario de 81 años, quien aspirará a la reelección el próximo 5 de noviembre tras ser confirmado por los delegados de su partido este verano.
Estos días, relató Biden, ha recibido también numerosas «expresiones de afecto». «Estoy agradecido por el apoyo sólido y firme de tantos demócratas electos en el Congreso y en todo el país», afirmó.
Biden destacó además la importancia de las elecciones primarias que se han celebrado en varios estados, en las que, sin otro candidato potente que le hiciera sombra, resultó ganador. En esos procesos, señaló, recibió más de 14 millones de votos, el 87 % de los votos emitidos.
«Tengo casi 3.900 delegados, lo que me convierte en el presunto candidato de nuestro partido por un amplio margen», sostuvo en referencia a su mayoría de cara a la convención.
El presidente rechaza que este proceso no importe: «Los votantes del Partido Demócrata han votado. Me han elegido para ser el candidato del partido», recalcó, añadiendo que tiene una obligación de cara a la fe que le otorgaron las bases demócratas.