Maduro intimida a los venezolanos al plantear las elecciones como «guerra o paz»
O yo o el caos. Eso es lo que ha querido dejar claro el presidente Nicolás Maduro si en las elecciones de este domingo no consigue imponerse a la oposición para encadenar su tercer mandato consecutivo. «El 28 de julio se decide el futuro del país para los próximos 50 años, si viene una Venezuela de paz o viene una convulsa, violenta y llena de conflictos. Paz o guerra», clamó el sábado en un mitin en la ciudad nororiental de Maturín.
El escenario escogido por el líder chavista para su intimidatorio discurso no tenía nada de azaroso. Horas antes, la opositora María Corina Machado había sido recibida allí mismo por una multitud en otro acto. Aunque no pudo postularse como candidata porque fue inhabilitada por el régimen, ha llevado la voz cantante para intentar convencer al electorado de que vote a Edmundo González Urrutia, un diplomático de 75 años hasta hace unos meses desconocido que ejerció como embajador en Argelia
Maduro no quiere que sus detractores tengan el domingo la más mínima posibilidad en las urnas. Y por ese motivo a la oleada de detenciones y a la campaña movilizadora de sus militantes, calle por calle, al ritmo de ritmo de timbales y tambores, ha sumado una retórica cada vez más amenazadora. Después de que hace unos días advirtiera a los ciudadanos del peligro de «un baño de sangre o una guerra civil producto de los fascistas» si no seguía en el poder, esta vez ha descrito un panorama aterrador para la gran clase obrera.
«En esta elección se definirá si viene una Venezuela para construir una nueva sociedad de iguales, sin castas de apellidos, donde construyamos nuestro propio modelo económico y retomemos el estado de bienestar social, o viene una Venezuela de élites, con el pueblo excluido y todo privatizado», alertó. Al hilo de esos mensajes, Machado se ha esforzado en prometer que González Urrutia y ella trabajarán en favor de «una transición pacífica». «Vamos a poner a este país a producir y ustedes van a ganar bien sirviéndole al Estado. Solo serán valorados por sus méritos, no por sus ideas», dijo en Maturín a los trabajadores públicos. Y a los millones de beneficiarios del programa de vivienda promovido por Maduro les prometió darles un «título de propiedad». «Nunca más el Estado amenazará con dejar sin su techo a una familia», prometió tras denunciar presiones del oficialismo para ser votados.