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Reino Unido frena los tumultos racistas con juicios rápidos a los alborotadores

Los sospechosos planeaban, según la policía, un atentado en un concierto de Taylor Swift

EFE

Publicado por
J. Gómez Peña
León

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Cuando la justicia se hace esperar corre el riesgo de ser injusta. Con esa idea y el objetivo de frenar en seco la ola de violencia callejera desatada en el Reino Unido tras el asesinado de tres niñas a manos de un joven de 17 años al que bulos digitales atribuyeron un origen inmigrante, el Gobierno británico ha recurrido a juicios exprés para condenar a los implicados en los alborotos. «La justicia rápida está haciendo que se lo piensen dos veces», constató Diana Johnson, secretaria de Estado de Seguridad. Ya han sido sentenciados a penas de cárcel algunos de los radicales ultranacionalistas que participaron en los incidentes. La calma, aún tensa, ha vuelto a la ciudades, aunque el Gobierno mantiene la alerta de cara al fin de semana.

El rechazo al inmigrante es una ola creciente en el Reino Unido, alimentada por grupos de extrema derecha a través de las redes sociales. El apuñalamiento múltiple del 29 de julio en Southport pulsó el interruptor del odio. El autor de los tres asesinatos durante una clase de baile con temas de Taylor Swift se llama Axel Rudakubana. Cumplió 18 años el pasado martes y nació en Cardiff (capital de Gales) de padres ruandeses. El tribunal encargado del caso difundió su identidad, algo que contraviene la ley, para tratar de parar así la violencia en las calles, incentivada por mensajes falsos que repetían que el joven era un inmigrante ilegal. La medida apenas tuvo efecto. Continuaron los tumultos y las agresiones a los policías. En paralelo, comenzaron las detenciones, que ya ascienden a más de 420. Muchos de los arrestados tienen antecedentes penales. El miércoles por la noche, ante la convocatoria de cerca de cien concentraciones de ultras en distintas ciudades, el Gobierno recién estrenado del laborista Keir Starmer desplegó a más de 6.000 agentes. Apenas hubo incidentes. Los radicales no tuvieron poder de convocatoria y en su lugar se registraron manifestaciones de apoyo a los inmigrantes con lemas como «unidos contra el racismo». Esa reacción popular ha rebajado la presión.