Los Obama coronan a Harris como su heredera política

«La esperanza está de vuelta». Lo anunció Michelle Obama, tras electrizar al pabellón del United Center de Chicago con el discurso más esperado de la convención del Partido Demócrata, que esta semana coronará a la vicepresidenta Kamala Harris como candidata presidencial y heredera de sus esfuerzos para honrar la diversidad de EE UU. Alguien que comparte sus principios y «ha mostrado su lealtad a esta nación, no escupiendo ira y rencor, sino con una vida de servicio público, empujando puertas que abren oportunidades a otros», dijo la ex primera dama.

De los Obama se esperaba un discurso optimista, pero sobre el escenario apareció también una mujer resentida y lista para luchar, que parecía sacarse del pecho lo que ha estado rumiando en silencio durante años de obligado recato. En 2016, cuando hicieron campaña por Hillary Clinton, se propusieron ser elegantes en sus ataques, bajo el eslogan de ‘Si ellos caen bajo, nosotros volamos alto’. Este martes por la noche no perdieron la clase, pero disparaban a matar con alusiones veladas al poner a su delfina en perspectiva con el rival al que se enfrenta. «Ella entiende que la mayoría de nosotros no tenemos el lujo de quejarnos o hacer trampa para salir adelante, ni cambiamos las reglas para poder ganar siempre, sino que agachamos la cabeza y nos ponemos a trabajar», la defendió Michelle Obama. El pabellón rugía con sus palabras.

La intención de la noche era aprovechar la atención de las cámaras para convencer a los votantes de otros colores políticos, «que aún crean en la decencia», para que pongan «al país por encima del partido», como a lo largo de la noche pidieron algunos republicanos anti-Trump que han cruzado filas. Su esposo, Barak Obama, que ganó dos veces la presidencia, dijo que para ganar no basta con unir al partido, hay que unir al país. Por eso pidió respeto para «todos lo que no piensan como nosotros».

«No os equivoquéis, esto será una batalla», avisó.