La ultraderecha vuelve a ganar en Alemania
El partido de extrema derecha AfD vence en Turingia y queda segunda en Sajonia. El resto de las formaciones mantendrá el cordón sanitario para evitar su llegada al poder
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) logró ayer un triunfo histórico al ser elegida primera fuerza política con amplia ventaja en el Estado federado de Turingia y quedarse a punto de arrebatar el liderazgo político a los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en la vecina Sajonia. Tras estos comicios AfD es indiscutiblemente la formación dominante en el este germano. No había pasado un cuarto de hora desde el cierre de los colegios electorales para que Alice Weidel, presidenta del partido, reclamara la formación de gobierno en la primera región y ofreciera su apoyo para consensuar un ejecutivo en la segunda.
El líder de AfD en Turingia, Björn Höcke, al que se puede calificar públicamente de nazi por sentencia judicial, exigió el fin del aislamiento al que desde hace años someten a su grupo el resto de partidos alemanes con un efectivo cordón sanitario. «Hay que respetar la voluntad de los turingueses», afirmó. El polémico dirigente, ideólogo y líder del ala más radical de la xenófoba formación se mostró dispuesto a dialogar con cualquier sigla con tal de consensuar una mayoría parlamentaria que le permita convertirse en primer ministro de este Estado y primer gobernante ultraderechista en Alemania desde la caída del nacionalsocialismo.
Desde la II Guerra Mundial
La extrema derecha no ganaba unas elecciones regionales en territorio germano desde la Segunda Guerra Mundial. Los líderes del resto de partidos dejaron claro de nuevo en la velada electoral que de ninguna manera apoyarán a AfD en sus aspiraciones de alcanzar el poder. Pese a todo hay que dar la razón a Weidel cuando sentenció que los comicios en Turingia y Sajonia son el réquiem de la coalición tripartita de gobierno en Berlín que encabeza el canciller federal, el socialdemócrata (SPD) Olaf Scholz, con el respaldo de verdes y liberales (FDP). Sus resultados en ambos Estados fueron humillantes y catastróficos. Los liberales que preside el ministro de Finanzas, Christian Lindner, quedaron fuera de ambas cámaras regionales, los ecologistas solo consiguieron entrar —y ajustadamente— en la de Sajonia y el SPD alcanzó porcentajes ridículos. Y en 2025 hay elecciones generales.
Con Alternativa para Alemania condenada de nuevo al ostracismo serán dos los partidos que decidirán en ambos Estados la formación de gobierno. Por un lado los conservadores de la CDU, ganadores en Sajonia y segunda fuerza en Turingia, y la emergente Alianza Sarah Wagenknecht (BSW), una formación populista de izquierda fundada el pasado enero que cosechó en su primera cita electoral regional un 12% de votos en Sajonia y más de un 15% en Turingia superando ampliamente a siglas tradicionales como los socialdemócratas, verdes y liberales.
En Sajonia, la CDU fue la primera fuerza política con un 31,7% de votos, seguida de AfD con el 30,6%, BSW un 12%, SPD el 7,8% y Los Verdes un 5,2%. Tanto La Izquierda como los liberales quedan fuera de la cámara regional en Dresde. En Turingia, Alternativa para Alemania es la indiscutible ganadora con un 33,2% de los votos, seguida de los cristianodemócratas con un 23,9%, la Alianza Sarah Wagenknecht con el 15,6%, La Izquierda con un 11,4% y el SPD con un 6,1%. Ecologistas y liberales no superaron la barrera del 5% para lograr escaños en el Parlamento de Erfurt.
El alza de Wagenknecht coincide con el hundimiento de La Izquierda, su antiguo hogar político y otrora fuerza dominante en estos Estados federados como heredera del extinto aparato comunista. Desde la reunificación nacional era considerado el partido del este del país y en Turingia ha dirigido desde hace diez años y hasta ayer el Gobierno regional de la mano del pragmático Bodo Ramelow. Pese a tratarse de un primer ministro sumamente popular y querido, no consiguió evitar el hundimiento de su formación que, aunque suma un resultado digno, no tendrá representación parlamentaria en Sajonia.
Para impedir que Alternativa para Alemania gobierne todo apunta a una coalición entre cristianodemócratas, BSW y socialdemócratas, una alianza de conservadores con dos partidos de izquierdas impensable en otros países pero que en Alemania es posible por el respeto político al principio de responsabilidad de Estado.