Crisis en la UE: dimite Breton y acusa a Von der Leyen de maniobrar para echarle
El comisario de Mercado Interior y hasta ayer aspirante francés a la Comisión Europea, Thierry Breton, ha cerrado la puerta a formar parte del nuevo Ejecutivo comunitario. En una carta dirigida a la presidenta Ursula von der Leyen, y que hizo pública en X, le comunicó su dimisión «inmediata» y le acusó de presionar al jefe del Estado galo, Emmanuel Macron, a sus espaldas para forzar un cambio de candidato.
«Hace unos días, en el tramo final de las negociaciones, usted pidió a Francia que retirara mi nombre —por razones personales que no discutió directamente conmigo— y ofreció, a cambio, una cartera con más influencia para el país en el futuro Ejecutivo», le afeó Breton, que comunicó en la misiva su renuncia al puesto «con efecto inmediato». El Elíseo anunció poco después que el nuevo candidato francés a comisario será el exministro de Exteriores, Stéphane Séjourné, liberal.
En su carta, el hasta ayer comisario apunta que estos últimos acontecimientos son «una prueba más de una gobernanza cuestionable», por lo que se ve obligado a abandonar su puesto. La portavoz de la Comisión Europea, Arianna Podesta, trasladó que la presidenta «toma nota» de la decisión de Breton y le agradece su labor.
Los desencuentros y la poca sintonía entre Breton y la presidenta de la Comisión Europea son de sobra conocidos en Bruselas. El comisario francés fue uno de los que más duramente criticó el liderazgo de Von der Leyen y la acusó de imponer sus ideas sin buscar consensos. Su salida, sin embargo, deja en el aire la presentación de su propuesta para esta institución, que debe anunciarse hoy mismo ante el Parlamento Europeo.
La portavoz comunitaria se limitó a destacar que la política alemana sigue en contacto con las capitales comunitarias y que «espera estar en posición de presentar su propuesta este martes». El mandato de la Comisión Europea concluye a finales de octubre, pero los 27 comisarios de Von der Leyen —uno por cada Estado miembro de la UE— deben lograr el visto bueno del Consejo Europeo y la Eurocámara.