Israel provoca una desbandada de civiles en Líbano que huyen de bombas y misiles
Netanyahu bombardea y deja 492 muertos en el país en un día de inusitada violencia
Samira y Abed sopesan sus opciones mirando al maletero de un coche cargado de bártulos, que han estacionado en el aparcamiento de uno de los más de 150 colegios habilitados como albergues para desplazados desde que el lunes comenzara una campaña de bombardeos israelíes sin precedentes contra el Líbano. Como ellos, miles de civiles bloquearon ayer carreteras y aeropuertos en una desbandada en busca de un lugar seguro.
Han pasado una eternidad de horas en atascos aparentemente sin fin para poder llegar a Beirut desde el sur del país, donde se concentra la furia de los ataques de las fuerzas de Israel, y traen consigo a sus dos hijos pequeños y también a dos ancianos heridos en los bombardeos, explica el matrimonio.
«Israel atacó la casa de mis padres en el sur, dos ancianos que no tienen nada que ver con nada. He estado atrapado en la carretera, acabo de llegar a Beirut para conseguir un colegio que no tiene capacidad para proporcionar dos habitaciones, ¿cómo vamos a quedarnos seis personas en una habitación», lamenta Abed.
Faltos de sueño y decepcionados con la escasez de servicios en la escuela capitalina, han decidido buscar otro lugar de acogida. Más de otros 16.500 desplazados sí se instalaron en estos colegios abiertos por las autoridades en diferentes áreas sólo hasta la noche del lunes, según datos oficiales.
En una jornada de violencia sin precedentes desde el estallido del intercambio de fuego con el grupo chií Hizbulá hace casi un año, Israel desató este lunes una campaña masiva de bombardeos contra diferentes puntos del Líbano que ha dejado hasta el momento 492 muertos, al menos 24 de ellos niños, unos 1.600 heridos y miles de familias desplazadas.
Decenas de libaneses se agolparon ayer en el aeropuerto de Beirut, el único operativo en todo el Líbano, para tratar de huir del país bajo las bombas israelíes pese a las cancelaciones masivas de vuelos provocadas por los crecientes temores al estallido de una guerra abierta entre el grupo chií Hizbulá e Israel.
«Definitivamente, tenemos mucha prisa en salir. Estamos todos en un estado de caos y por eso reservamos el vuelo hace tres horas», dice Eli, un libanés de 23 años que espera impaciente delante del panel de información de vuelos a que aparezca el suyo, que «parece que va con retraso».
Como él, decenas de familias libanesas y otros residentes del Líbano aguardan junto a sus maletas delante de la terminal de salidas del Aeropuerto Internacional Rafic Hariri de Beirut, que en las últimas horas ha anunciado la cancelación de más de una cuarentena de vuelos que debían llegar o salir de la capital libanesa.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró ayers que Israel seguirá atacando al grupo chií Hizbulá, tras dos días de intensos bombardeos contra el sur y el este de Líbano.
«Seguiremos golpeando a Hezbolá. Y le digo a la gente de Líbano: nuestra guerra no es contra vosotros, es contra Hezbolá (...). Os dije ayer que evacuarais las casas donde ha metido un misil en el salón y un cohete en el garaje. Quien tenga un misil en su salón y un cohete en su garaje se quedará sin casa», dijo el mandatario en un mensaje en vídeo tras visitar una base de la inteligencia militar.