Diario de León

La escalada bélica deja 669 soldados españoles atrapados en Líbano y abre una batalla entre el PP y el Gobierno

Ciudadanos iraníes celebran en Teherán el ataque contra Israel. ABEDIN TAHERKENAREH

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Paula de Las Heras / Javier Arias (Colpisa)
Madrid

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La invasión terrestre del Líbano, iniciada el lunes de madrugada por Israel en su operación contra la milicia chií de Hezbolá, ha situado al Gobierno ante un difícil dilema. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, aseguró ayer que tenía todo listo para activar cuando fuera necesario un plan de evacuación de los españoles en el país, en torno a un millar, pero al margen de la población civil en la región hay movilizados 669 soldados españoles, ‘cascos azules’ que forman parte de las fuerzas de interposición de paz de la ONU y que, en la primera jornada de la incursión israelí, tuvieron que refugiarse en los búnkeres de sus acuartelamientos ante la imposibilidad de cumplir con su misión. La mayoría se encuentran en el sector Este, cerca de Marjayún. Y para ellos no existe plan de regreso alguno. Al menos, de momento.

El PP registró ayer en el Congreso una solicitud de comparecencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la que pide información sobre la situación de las tropas y en la que se exige saber hasta qué punto el «grave riesgo de seguridad» que están corriendo los militares destacados en la Finul es «coherente con los logros en la misión encomendada» o, dicho de otro modo, si realmente, dada la evolución de los acontecimientos y la escalada del conflicto en la región, «se justifica el riesgo que se está asumiendo». Albares, que compareció en la Moncloa tras el Consejo de Ministros, defendió que el mandato de la Finul, una fuerza multinacional de 11.000 efectivos, en estos momentos bajo mando de un teniente general español, Aroldo Lázaro, «tiene vigencia, hoy más que nunca». Lo hizo antes de que se conociera que, en contra de los llamamientos a la contención de países como la propia España, Irán había decidido consumar su venganza contra Israel con un ataque en respuesta al asesinato del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá. Pero fue muy tajante. El jefe de la diplomacia española argumentó que la comunidad internacional no puede resignarse a que la guerra sea el «modo natural» de relación entre los países de Oriente Próximo y que el Gobierno está decidido a jugar un papel relevante en política exterior para intentar que eso no ocurra.

Su capacidad de influencia, en todo caso, es limitada. No es España quien puede decidir qué ocurre con la Finul sino la propia ONU. Pero el ministro dejó claro que no da nada por perdido. La semana pasada, en Nueva York, Albares trasladó al secretario general adjunto de Operaciones de Paz, Jean-Pierre Lacroix, que España mantendrá el respaldo a una misión que considera «vital» pero también admitió, en una entrevista en La Sexta, que se analizarían los distintos escenarios y que había que estar «preparados para cualquier contingencia». Ayer defendió que es necesario celebrar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas —«que es el órgano encargado de velar por la paz y la seguridad en el mundo» subrayó— para que haga cumplir sus resoluciones.

A pesar los datos, el ministro se resistía ayer a asumir que no habrá alto el fuego y, durante su comparecencia, insistió en que todavía no veía necesario activar el plan de evacuación de los españoles en el Líbano. Alemania, Portugal, el Reino Unido e incluso Estados Unidos sí que se habían puesto en marcha ya el lunes para sacar del país a sus nacionales o, como mínimo, al personal no imprescindible de sus embajadas, a las familias de los diplomáticos y a quienes se encuentran en situaciones delicadas de salud. Pero Albares insistió en que las cosas no habían llegado aún al grado de «deterioro» que exigiera tomar la «decisión política» de actuar en una acción que, de producirse, será coordinada como en otras ocasiones con el Ministerio de Defensa. El ministro, sin embargo, sí hizo hincapié en que la recomendación para los españoles que se encuentran en el país de los cedros, bien porque residen en él, tienen doble nacionalidad o se encuentran en tránsito, es que se marchen. Pero les instó a hacerlo por sus propios medios en los vuelos comerciales que hasta este martes aún operaban con una frecuencia semanal de tres viajes a Madrid o por vía marítima, en barcos hacia Grecia, Turquía o Chipre. En caso contrario, y aunque aseguró que están perfectamente localizados, los instó a verificar que la embajada de España tiene su contacto de correo y teléfono y a estar atentos a sus publicaciones en redes sociales.

El PP, de momento, ha evitado más crítica que una queja por la falta de información. El portavoz parlamentario del partido, Miguel Tellado, coincidió de hecho con el Gobierno en condenar la escalada del conflicto, y pedir un alto el fuego inmediato. También defendió, no obstante, que hay que mantener una postura común con la UEy la ONU, una afirmación contestada por el socialista Patxi López. «No se trata de Europa, no. Nosotros también tenemos que ser activistas en la defensa de los derechos humanos y en la petición para que Israel cese toda actividad y se busque una solución de dos estados», esgrimió.

Evacuados

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Los 669 ‘cascos azules’ tuvieron que refugiarse en los búnkeres de sus acuartelamientos

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