El ataque de Irán a Israel con 180 misiles abre la puerta a la guerra total en Oriente Próximo
Las defensas hebreas interceptan todos los proyectiles con ayuda del paraguas de Estados Unidos, no hay víctimas
Cuando todo el mundo miraba a Líbano ante el inicio de la operación terrestre por parte de Israel, Irán volvió a bombardear al Estado judío con 180 misiles. Las sirenas de alarma sonaron en todo el país. Este ataque, que durante media hora tuvo a la población metida en los búnkeres, eleva un paso más el riesgo hacia una escalada total en la región. Ahora la pelota está en el tejado de un Benjamín Netanyahu para quien el cambio de régimen en Teherán es la clave para la seguridad de Israel. Oriente Próximo se asoma a un choque directo y a gran escala entre ambas potencias de la región, o lo que es lo mismo, entre Irán y Estados Unidos.
«Hemos atacado el corazón de la tierra ocupada en respuesta a los asesinatos de Ismael Haniye, Hasán Nasrala y Abbas Nilforoushan (.) Cualquier respuesta militar judía a esta operación se enfrentará a ataques más destructivos y más fuertes», informó la Guardia Revolucionaria en un comunicado. Daniel Hagari, portavoz del Ejército israelí, compareció después para tranquilizar a la población y en un primer balance aseguró que no hubo que lamentar víctimas, que la mayoría de proyectiles habían sido interceptados y que solo se produjeron «impactos aislados» en el centro y sur del país.
Hagari adelantó que la Fuerza Aérea «continúa operando a plena capacidad, y que lo seguirá haciendo poderosamente en el Medio Oriente, como durante el año pasado».
Habrá que ver si Irán pasa a formar parte de la lista de objetivos que ya se extienden por Gaza, Líbano, Yemen o Siria. Desde Estados Unidos, que tomó parte activa en la defensa de su aliado, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, declaró que «habrá graves consecuencias para Teherán como resultado de este ataque y trabajaremos con Israel para asegurarnos de que eso suceda».
Fuentes de seguridad norteamericanas e israelíes alertaron a media tarde que se esperaba que la república islámica lanzara una ofensiva de forma inminente en el mismo día en el que las fuerzas israelíes comenzaron la invasión terrestre del sur de Líbano. La diferencia respecto a la operación de abril, cuando los iraníes lanzaron 350 misiles y drones, fue que avisaron con menos antelación a Washington y que emplearon misiles balísticos, capaces de alcanzar sus objetivos en doce minutos. Los medios iraníes señalaron que también enviaron un aviso previo a Rusia sobre su plan de ataque.
La respuesta que Israel dio entonces se dirigió al programa nuclear con una operación contra la planta de Isfahán. La posibilidad de que los iraníes se hagan con la bomba atómica es una obsesión para Netanyahu, que lo ve como un peligro existencial para Israel. Esta vez la respuesta elegida puede ser aún más contundente que la anterior con el objetivo de frenar los progresos nucleares de la república islámica.
Durante la tarde, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, habló con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, y «ambos discutieron las intenciones de Irán, la cooperación militar para una defensa conjunta y el derecho del Estado de Israel a defenderse y actuar contra sus enemigos», según el comunicado difundido por la oficina de Gallant. Washington ha reforzado en las últimas semanas su presencia militar en una región en la que se multiplican los frentes para Israel. Además de Gaza, los israelíes han atacado Yemen, Siria y avanzan por tierra en Líbano, todo ello con el apoyo militar de su aliado norteamericano.
La filtración sobre el posible ataque iraní llegó después de meses en los que los iraníes han clamado venganza por golpes como el asesinato de Haniye en Teherán o el de Nasrala en Beirut en un bombardeo masivo israelí que también mató al general de la Guardia Revolucionaria Nilforoushan. Las palabras del líder supremo, Alí Jamenéi, sobre la «respuesta firme» a Israel no habían acarreado operaciones contundentes y eso afectaba a la capacidad de disuasión de la república islámica.
Primera fosa común
Mientras Israel se protegía de los misiles lanzados por Hezbolá a Tel Aviv, el Ejército se preparaba para seguir dando pasos en la operación terrestre y ordenó la evacuación de treinta pequeñas localidades cercanas a la frontera. Los hebreos han ido extendiendo sus objetivos con el paso de los días y el domingo golpearon en Ain el-Deleb, pueblo próximo a Sidón, con varios misiles que redujeron a escombros dos edificios y mataron al menos a 45 personas, la mayor masacre hasta el momento fuera de Beirut. En el cementerio de Sidón cavaron la primera fosa común desde el inicio de la guerra y desde el domingo van enterrando los cuerpos de esas familias libanesas y palestinas que van rescatando entre los escombros.
«Es un crimen de guerra, uno más, pero nada cambiará porque Israel puede saltarse todas las líneas rojas. Tienen un Gobierno de mesiánicos que aspiran a construir el Gran Israel desde el Eúfrates hasta el Nilo y no van a parar hasta remover los cimientos de toda la región», lamentaba Imad Basha, familiar de varios de los muertos.
Tras aplastar a Hamás en Gaza y descabezar a Hezbolá en Líbano, si estalla el frente iraní a gran escala, este choque eclipsará al resto de frentes abiertos y su resultado final redibujará el equilibrio de poderes en la región.