Diario de León

Netanyahu a Israel en el aniversario del 7 de octubre: «Es una guerra de resurrección»

El país recuerda a las víctimas del ataque terrorista de Hamás tras un año de contienda enquistada en Gaza y ampliada a Líbano

Homenaje a los israelís asesinados y a los secuestrados por Hamás el 1 de octubre de hace un año. Efe

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Sara Gómez Armas (EFE)
Jerusalén

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Las alarmas comenzaron a sonar a las 6.29 horas del 7 de octubre de 2023 en gran parte de Israel, que celebraba la festividad judía de Sucot, ante una andanada de más de 6.000 cohetes lanzados desde Gaza por Hamás, mientras más de 3.000 milicianos se infiltraron en las comunidades del sur del país. De forma simbólica, esas mismas sirenas sonaron ayer, a la misma hora un año después, frente a la residencia oficial en Jerusalén del primer ministro, Benjamín Netanyahu, a quien gran parte de la sociedad israelí responsabiliza de los fallos de inteligencia que permitieron el mayor ataque de la historia de Israel y la mayor matanza de judíos desde el Holocausto, 1.200 personas en un solo día.

«Un año ha pasado desde esa mañana de sábado en la que mis padres despertaron en el kibutz en pánico y corrieron al refugio, para que luego los terroristas infiltrados se los llevaran a Gaza a punta de pistola, justo antes de recibir el último mensaje de mi padre», narró en ese acto Shir Siegel, cuya madre Aviva fue liberada en la tregua de noviembre —la única en un año—, pero su padre Keith sigue cautivo y herido.

Familiares de estos fallecidos, muchos de ellos soldados, y de los 250 rehenes que capturaron las milicias islamistas encabezadas por Hamás en los kibutz del sur de Israel, volvieron a manifestarse en contra del primer ministro, a quien le exigen un acuerdo que permita traer de vuelta a los 97 secuestrados que siguen cautivos en la Franja un año después, de los que una treintena se creen muertos.

Siete frentes abiertos

«Israel se encuentra inmersa en una guerra de resurrección para garantizar que el 7 de octubre no vuelva a suceder», afirmó horas después Netanyahu en una reunión especial de su gabinete de gobierno, reforzado tras haber pasado este año el primer ministro por sus momentos más flacos en popularidad, que parece revivir con la ofensiva iniciada en Líbano hace una semana.

«Desde aquel día negro, estamos bajo ataque en siete frentes», subrayó. Además de Gaza y Cisjordania, el 8 de octubre, en apoyo a la población palestina, la milicia chií Hizbulá comenzó a atacar el norte de Israel desde Líbano, hoy sumidos en otra guerra mientras que los hutíes de Yemen, la resistencia islámica de Irak, las milicias proiraníes de Siria y, en dos ocasiones, Irán, también han lanzado ataques contra el Estado hebreo en el último año.

Con un tono más solemne que reivindicativo, decenas de actos de homenaje a las víctimas de Hamás se han desarrollado por todo Israel: en Reim, donde unas 400 personas fueron asesinadas en el festival de música Nova; en Tel Aviv, o en Jerusalén, con la presencia del propio Netanyahu, donde destacó que los israelíes se han levantado tras el 7 de octubre como «una nación de lobos».

«Estamos cambiando la realidad en nuestra región», aseguró, un mantra que repite desde que Israel lanzó su ofensiva en la Franja de Gaza, que hoy cumplió un año con un rastro de 41.900 muertos palestinos -unos 17.000 menores- y 97.000 heridos, uno de los conflictos más devastadores de la historia de la región.

Mientras la guerra se extiende por numerosos frentes en todo Oriente Medio —se espera un ataque inminente de Israel contra Irán en represalia por el lanzado por Teherán el pasado martes—, la ofensiva israelí en el enclave palestino sigue enquistada, aunque el Ejército asegura haber matado a más de 17.000 combatientes de Hamás en el último año, además de líderes del grupo como Ismail Haniyeh o Mohamed Deif.

Más evacuaciones

El Ejército israelí ordenó ayer nuevas evacuaciones de población civil en Jan Yunis, sur del enclave, y las localidades de Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanoun, en el norte, y también en localidades marítimas libanesas a 50 kilómetros de Israel ante el reagrupamiento de los efectivos de Hamás en esas zonas en las que ya ha combatido en numerosas ocasiones en el último año y ha dado como controladas.

«Cuando se cumple un año de la masacre de Hamás del 7 de octubre, la organización terrorista continúa sus intentos incansables de perpetrar ataques contra civiles israelíes», afirmó el Ejército en un comunicado después del lanzamiento de cinco cohetes hoy al centro de Israel desde Jan Yunis. Allí se cree que está escondido el jefe máximo de Hamás, Yahya Sinwar —tras el asesinato de Haniyeh en Teherán— y considerado el cerebro de los atentados del 7 de octubre, la cabeza más codiciada ahora mismo de Israel tras haber eliminado también al máximo líder de Hizbulá, Hasán Nasrallah.

En un discurso con motivo del aniversario, Abu Obeida, portavoz de las Brigadas al Qassam, brazo armado de Hamás, sacó pecho ayer de las críticas internacionales a Israel por la guerra en Gaza, y subrayó que el país «vive marginado por todas las naciones de la Tierra».

«El país mantiene un profundo compromiso para continuar tomando las medidas necesarias para defender Israel», replicó el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant.

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