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Los insultos de un nivel nunca conocido desbordan la carrera presidencial en USA

Donald Trump y Kamala Harrisefe

Publicado por
Gonzalo Ruiz
Madrid

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Las elecciones estadounidenses llaman a la puerta, se acercan, y eso es algo que se nota de lleno en la campaña electoral. A sabiendas de que le quedan pocos días de vida, se ha convertido en un terreno fértil donde florecen los insultos, las vejaciones y las descalificaciones a un nivel que sorprende a los analistas políticos.

Tanto Donald Trump como Kamala Harris han incurrido en insultos personales hacia su rival durante estos últimos días, quizá suponiendo que pueden ser fundamentales para terminar de atraer a los indecisos. Lo del candidato republicano no toma a nadie por sorpresa. Durante las dos elecciones presidenciales anteriores ya dejó su sello personal, con un discurso que se caracteriza por los constantes ataques al oponente y las provocaciones. Eso hizo en 2016 con Hillary Clinton, a la que tildó de «corrupta» en numerosas ocasiones. Lo mismo sucedió con Joe Biden: cambió de insulto, pero no de estrategia.

El magnate le puso varios apodos al todavía presidente norteamericano: ‘Sleepy Joe’, haciendo referencia a su lentitud mental y a su falta de energía para ejercer como jefe de Estado, o ‘Creepy Joe’, insinuando que tenía comportamientos incómodos, especialmente en sus interacciones con mujeres y niños.

Y en la recta final de la campaña, el candidato republicano ha elevado el tono y ha intensificado sus ataques contra Kamala Harris. El pasado sábado volvió a Pensilvania y aprovechó para criticar duramente el papel que la demócrata ha desempeñado durante el mandato de Biden: «Todo lo que tocan se vuelve una mierda. Kamala Harris ha sido una vicepresidente de mierda». Y el miércoles, en Carolina del Norte, empleó el término «vaga» para calificarla, que en Estados Unidos ha sido históricamente utilizado como un estereotipo racial hacia las personas de raza negra.

Pero no se limitó a quedarse ahí, también aseguró que la demócrata es una persona «de bajo coeficiente intelectual». Por último, lanzó unas ofensiva pregunta retórica para atacarla: «¿Bebe? ¿Se droga?».

Harris pasó a la ofensiva y aseguró durante un encuentro televisado con votantes indecisos que «Trump es un fascista. Es extremadamente peligroso que invoque a Hitler». Añadió que su oponente ofrece signos de estar «cada vez más desquiciado e inestable».

Los nervios de última hora se notan. Algunos analistas echan en falta más explicaciones de los programas y un contenido más reflexivo en los mítines. Harris y Trump han sustituido los grandes discursos por un cruce de improperios y críticas.

Comenzó en 2016, continuó en 2020 y ha entrado en barrena este año: las campañas han ido ganando en virulencia y, en consonancia, el enconamiento entre los dos aspirantes se ha hecho mayor.