Las encuestas esquinan a Harris a una semana de las elecciones
Kamala Harris sigue por delante en la mayoría de las encuestas, aunque el margen se estrecha cada vez más. La candidata demócrata ve cómo Donald Trump recorta una distancia que ya era exigua hace una semana. Entonces los agregadores de sondeos, aquellos que hacen una media matizada de los cientos de análisis estatales y nacionales que se publican, fijaban que las posibilidades de que resultara elegida eran de un 48,2%, frente al 46,4 de su adversario. Pues bien, tras la incorporación de los estudios publicados el pasado fin de semana, la página web especializada fivethirtyeight.com da a la vicepresidenta solo 1,4 puntos de ventaja, al otorgarle un 48,1% de opciones frente al 46,7% que concede a su oponente.
No es el único motivo de preocupación para Harris, porque el panorama pinta peor si consultamos otros análisis. El Silver Bulletin -otra de las referencias a la hora de interpretar los sondeos- sitúa la contienda en un 48,6% frente a un 47,4% también a favor de la demócrata. Son solo 1,2 puntos de ventaja, la menor diferencia de los últimos meses. Por si fuera poco, para Real Clear Politics, otro de los índices a tener en cuenta, el sorpaso ya se habría producido. Con los datos de las mismas encuestas detecta que Trump está una décima por delante (48,4% frente a 48,3%). ¿Cómo es posible que la media de los mismos sondeos ofrezca diferentes resultados? Todo depende de la fiabilidad que cada analista le conceda a cada proyección. Es la famosa cocina, que difiere en cada medio y resulta clave, pero no secreto. La mayoría de los agregadores publica de qué estudios se ha servido para llegar a su cifra y, lo más importante, qué confianza y qué corrección le aplica a cada una de las proyecciones. Para ello se comparan los resultados de las distintas encuestas con los resultados que se produjeron finalmente para construir una media ponderada con el total de ellas.
Con este margen tan estrecho los analistas pasan a la siguiente fase: las simulaciones. Para ello aplican diferentes grados de error a las encuestas que no se atreven a predecir un vencedor para decantarlas y hacen cientos de combinaciones de ellas para ver en cuántas de esas ocasiones ganaría un candidato y en cuántas lo haría el otro. El resultado obtenido ya no sería con cuánta diferencia se impondría un aspirante sino cuál resultaría elegido. Y cada vez más de esas simulaciones dan ganador a Trump, aunque hay que tomarlas con cierta precaución porque supone asumir el grado de incertidumbre de los sondeos.
Los republicanos, especialmente su líder, que es muy controvertido, suele obtener más voto real del que predicen los análisis previos. Al menos eso es lo que sucedió en las elecciones de 2016 y 2020, muy reñidas. Nate Silver, el reconocido gurú al mando del Silver bulletin, abunda en esa idea. Adelanta que su intuición es que Trump va por delante, aunque los sondeos todavía no lo reflejen. Tiene el aval de haber avanzado la victoria del magnate hace ocho años y también que su resultado mejoraría las encuestas en 2020, como efectivamente se produjo, aunque en ese caso no sumara suficientes votos electorales como para resultar investido presidente.