El día D: dos candidatos y un empate para un país dividido
Las encuestas no se atreven a dar un ganador y mantienen hasta el final la igualdad
Los sondeos son tan parecidos entre sí que los analistas dudan de la fiabilidad del conjunto de estudios que se utiliza para predecir quién ocupará la Casa Blanca. Las elecciones están tan reñidas en Estados Unidos. Tanto que en el último medio siglo no habían ofrecido previsiones tan ajustadas. El avance progresivo de Donald Trump se ha mantenido a lo largo de toda la campaña, aunque estadísticamente —al menos para la mayoría de los sondeos, pero no para todos— tiene algunas posibilidades menos de ganar la designación presidencial que Kamala Harris. Lo que no dice ningún análisis que prediga la victoria de un candidato en concreto es que no pueda ganar el otro.
En un país como Estados Unidos con 334 millones de habitantes, una diferencia horaria de hasta cinco horas entre las dos costas (Este y Oeste) y con 50 estados que aplican normas diferentes de recuento de votos, los resultados de la elecciones presidenciales que tienen lugar hoy pueden tardar días en conocerse. Sobre todo, si como en los comicios de 2020 hay una pugna ajustada entre los dos candidatos. Entonces, la resolución que coronó a Joe Biden llegó cuatro jornadas después de la cita con las urnas.
El menos votado
Además, en las elecciones norteamericanas el vencedor puede ser también el candidato menos votado, como suceció con el republicano Donald Trump en 2016 cuando batió a la demócrata Hillary Clinton con casi tres millones menos de sufragios. Y es que el presidente no es elegido directamente por los ciudadanos, sino por el Colegio Electoral. Este organismo tiene 538 votos o escaños (hacen falta 270 para cantar victoria), repartidos por estados en función de su peso poblacional: California se lleva 54, por 28 de Nueva York, 40 de Texas, 30 de Florida, 19 del decisivo Pensilvania y, por ejemplo, solo tres para Dakota del Norte. El candidato que se impone en cada territorio se queda con todos los votos, aunque gane por la mínima. De ahí la importancia de los estados clave, donde, según los sondeos, la disputa se presenta muy apretada entre Trump y la demócrata Kamala Harris: Arizona, Carolina del Norte, Míchigan, Georgia, Nevada, Pensilvania y Wisconsin. En estos puntos, el cierre de la jornada está previsto entre las 19;00 y las 21;00 hora local (madrugada del miércoles en España).
El recuento será un goteo cuya duración no es fácil de prever. Las primeras urnas se cerrarán sobre las 18:00 horas local. En Estados Unidos hay cuatro usos horarios. A eso se suma la diferencia con España. Aquí son seis horas más que en Nueva York, siete en relación a Texas, ocho a Las Vegas y nueve a California.
Además, la horas de clausura de los centros electorales varían de un estado a otro, de un condado a otro, e incluso de una ciudad a otra dentro de la misma zona. A eso se suma que cada estado tiene sus propias normas sobre cómo los funcionarios realizan el proceso. En algunos enclaves se cuentan primero los votos por correo; en otros, es al contrario. Los medios estadounidenses recuerdan que los demócratas son los más partidarios de adelantar su votación y recurrir al correo, mientras los republicanos prefieren ir a los colegios.
En las últimas citas electorales en Estados Unidos, nunca se ha completado el recuento en un solo día. Eso sí, cuando en esa jornada inicial uno de los candidatos ya sacaba una ventaja evidente se le daba como ganador aunque aún faltaran urnas por escrutar.
La incertidumbre y la expectación, tanto en el país como en el resto del mundo, son máximas. En 2020 votaron 154,6 millones de ciudadanos. Ahora ya han ejercido su derecho por correo más de 75 millones, casi la mitad del escrutinio total hace cuatro años. Todo un síntoma. En Georgia, por ejemplo, más de cuatro millones han adelantado su voto. Eso supone el 80 % del total del estado en las pasadas elecciones presidenciales.