«No vamos a aflojar», avisa Feijóo para que no sea comisaria
Teresa Ribera, la factura de la catástrofe que el PP aspira a cobrarse en Europa
El hermoso Camí de Cavalls que se asoma a los escarpados acantilados de la costa menorquina tuvo hace siete siglos un origen militar. Sus senderos constituían una suerte de fortín natural y serpenteante desde el que los antiguos caballeros vigilaban las arribadas amenazantes a la isla. Teresa Ribera (Madrid, 1969), ministra para la Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del Gobierno de Pedro Sánchez, es andarina. Desengrasa tirando millas, a poder ser en los campos abiertos bajo el cielo que copan sus inquietudes profesionales por la supervivencia del planeta. Quizá Ribera haya añorado este zozobrante otoño español marcado por la calamidad de la dana una escapada a su adorada Menorca, al Camí de Cavalls. Por la evasión de tan subyugante entorno -ella tuvo que sentarse ayer, un día más, en el comité de crisis en La Moncloa-, pero también por su resguardo frente a las acometidas exteriores. La que acecha hoy a la ministra viste la coraza política del PP, instigador de sus pares europeos, armado con la contestada gestión de la catástrofe.
El otro ‘camí’ de Ribera, el que la enfila al selecto club de mando de la Comisión europea como número dos ‘de facto’ de Ursula von der Leyen, se prometía despejado desde que Sánchez decidió premiar a quien era un referente internacional contra la crisis climática incluso antes de sumarla a aquel primer ‘Gobierno bonito’ que el presidente configuró tras ganar la moción de censura en 2018. Prescindir de la exdirectora ejecutiva del Instituto de Desarrollo Sostenible en París para acomodarla en el ejecutivo comunitario no es cuestión menor: ella forma parte del quinteto -junto a María Jesús Montero, Fernando Grande-Marlaska, Margarita Robles y Luis Planas- que sigue con el presidente desde el primero de sus mandatos.
Hasta que el 29 de octubre reventó la tragedia y, con ella, las hostilidades políticas españolas que el PP, como antes con la parálisis del Poder Judicial o la ley de amnistía, ha ‘europeizado’. A la espera de acontecimientos, los de Feijóo, que salivan ante la posibilidad de cobrarse una factura por la DANA que hasta ahora está pagando sobre todo Mazón, creen que ya han conseguido sembrar la duda sobre la hoja de servicios de Ribera. «No es una política a exportar», subrayan fuentes de Génova, que avisan: «No vamos a aflojar».