El Gobierno brasileño obtiene 760 millones como primera medida frente a los problemas nacionales
Lula invertirá en proyectos sociales dinero destinado a aviones de guerra
El nuevo gobierno brasileño anunció ayer que aplazará hasta el año 2004 una licitación para comprar doce aviones cazabombarderos para la Fuerza Aére
Por la licitación suspendida ya se habían interesado el consorcio europeo SAAB-Bae Sistems, que ofrecía su avión Grippen, y la empresa rusa Mapo-Mikoyan, fabricante del Mig 29. También la estadounidense Lockheed Martin, con los F-16, y los consorcios franco-brasileño Dasault-Embraer, con el Mirage 2000, y ruso-brasileño Rosoboronexport-Avibras, que ofrecía los Sukhoi Su-35. Viegas dijo a los periodistas que Lula, quien asumió el cargo el pasado día 1 de enero, está convencido de que la compra de los cazas suponía un gasto demasiado elevado para un gobierno que está decidido a combatir las seculares injusticias sociales que existen en el país, sobre todo el hambre, que según distintas fuentes sufren entre 25 y 50 millones de brasileños. La operación suspendida se arrastra desde el año 1998 y estaba previsto que concluyese en el primer trimestre del presente 2003. La adquisición de las nuevas aeronaves fue planteada debido a que los cazas Mirage franceses de la Fuerza Aérea, adquiridos en la década de los años 70, han quedado obsoletos. El año pasado, fuentes castrenses dijeron que era «imprescindible» actualizar esos aviones de combate para evitar «un colapso» de la Fuerza Aérea. En caso de haberse concretado la operación este año, los nuevos aparatos habrían sido entregados en el 2007. Según explicó el ministro de Defensa, tras haber decidido suspender el proceso, el gobierno estudiará otras alternativas, entre las que mencionó la posibilidad de «alquilar» aviones. Esta decisión llega tan solo dos días después de que Lula fuera investido presidente. Escaso tiempo, aunque Lula cuenta ya con un gabinete heterodoxo que incluye a varios de sus cercanos aliados en el Partido de los Trabajadores (PT) mezclados con políticos independientes, empresarios y hasta un cantante popular, Gilberto Gil, al que nombró ministro de Cultura. Además, tres mujeres ocupan puestos clave como ministras de Energía y Minas, Asistencia Social y Ambiente. El nuevo Presidente reunió el primero de enero en Brasilia a una docena de jefes de Estado y de Gobierno y a otros representantes de más de un centenar de países, en lo que se perfila como un impulso al liderazgo internacional de Brasil.