El gobierno reestructura la empresa estatal de petróleo en un esfuerzo por normalizar la vital industria
La banca venezolana apoya el cese de Chávez con un paro de 48 horas
Los trabajadores bancarios se unieron ayer martes a la lucha opositora por forzar la renuncia del presidente Hugo Chávez al decidir un paro
Desde este miércoles hasta el lunes quedará afectado el sistema de pagos, ya que la medida de los trabajadores bancarios incluye a la banca electrónica, que realiza el 40 % de las operaciones bancarias, y la conformación de cheques. Los cajeros automáticos no serán reabastecidos. Los banqueros han estado trabajando a media máquina, con horario restringido de 9 de la mañana a 12 del mediodía, desde que los adversarios del mandatario convocaron al paro. Las colas frente a las entidades financieras fueron largas por el temor de los ahorradores de que sucediera como en Argentina y no pudieran sacar su dinero. Pero al funcionar los cajeros automáticos y las tarjetas de crédito, el temor dejó paso a la molestia de la espera en las colas. El control del petróleo Petróleos de Venezuela fue paralizada el 4 de diciembre para reforzar la huelga general opositora que pretende forzar la renuncia del presidente Hugo Chávez, objetivo que luego se dirigió a exigir elecciones anticipadas. El Gobierno decidió entonces despedir a cientos de ejecutivos de PDVSA que, en su criterio, «sabotearon» las instalaciones para paralizarlas. Esa «limpieza», a la que se ha referido Chávez varias veces, se complementará con una reestructuración interna que implicará la eliminación de miles de puestos burocráticos, principalmente en la sede central de Caracas, donde la nómina asciende a 6.000 empleados. La reestructuración tendrá, como primera fase, la creación de dos grandes operadoras, una en el oeste del país y otra en el este, que descentralicen el poder, acumulado hasta ahora en Caracas. El ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez, reconoció que el proceso de recuperación y transformación de la empresa va a ser largo y complicado, aunque se mostró confiado en que dentro de tres meses se hayan normalizado las operaciones principales. El grupo petrolero estatal tiene unos 40.000 empleados, de los que, según Ramírez, cerca de la mitad están en las oficinas y no en los campos petroleros ni en las refinerías e instalaciones petroquímicas. Alí Rodríguez, presidente de PDVSA, calificó de «muy grandes» los daños causados por los huelguistas en las instalaciones y señaló que las pérdidas comerciales diarias rondan los 40 millones de dólares diarios. La empresa PDVSA era hasta esta huelga el quinto exportador mundial de crudo, y el cuarto suministrador de petróleo a Estados Unidos, donde colocaba más de millón y medio de barriles de crudo al día.