Cinco bebés fueron asesinados por sus padres en un pueblo de Chile

La Policía chilena ha encontrado restos de cinco bebés de un total de siete que fueron asesinados por sus padres a medida que nacían en una localidad cercana a Santiago de Chile. Junto a una granja de cerdos situada a unos 150 metros del domicilio de la pareja en la localidad de Colina, a 40 kilómetros al noreste de Santiago, la Policía encontró los cadáveres de una pareja de mellizos nacidos y asesinados en 2001. Más cerca de la casa, en un pozo séptico, fueron encontrados entre el jueves y el viernes tres cráneos, algunos fémures y otras piezas óseas que confirman la confesión del obrero agrícola Ramón Pardo Valenzuela (45) y de Jacqueline López (26). El caso, que ha estremecido a la opinión pública chilena, quedó al descubierto cuando Pardo pidió ayuda legal a un abogado de Colina, a quien le confesó los crímenes, escudándose para cometerlos en la falta de recursos económicos para criar hijos. La pareja, que convive desde que la mujer era prácticamente una niña, tiene dos hijos vivos, uno de once años y un bebé de menos de dos semanas. Pero según los vecinos, este último es hijo de otro hombre con el que Jacqueline López entabló una relación tras expulsar a Pardo de la casa por borracho y holgazán. El afán de venganza habría sido, dijeron los vecinos, la causa de la confesión de Pardo que, por otra parte, no sólo hacía vida marital con Jacqueline, sino también con la madre de la joven, Natividad González. En ese sórdido ambiente, los parricidios fueron cometidos para que Natividad no se enterara de la continua relación de Pardo con su hija, a quien nadie recuerda haber visto embarazada, pues cuando estaba en ese estado se fajaba y usaba ropas amplias para disimular. Pero la relación de Pardo y ambas mujeres no era un secreto en el vecindario, pues incluso el obrero se vanagloriaba de ello.