Diario de León

OPINIÓN Enrique Vázquez

El daño colateral

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«Para ser sólo candidatos al ingreso, han tenido un buen debut», decía ayer un observador irónico glosando la decisión de Chequia, Polonia y Hungría de firmar una carta con los dirigentes del Reino Unido, España, Italia, Portugal y Dinamarca pidiendo unidad con Washington en el tratamiento de la crisis en Irak... La lectura política es dinamita pura: los Estados ex - comunistas son más pro-americanos que pro-europeos, lo que se explica por razones históricas y la vigencia de las célebres estructuras culturales incanjeables. Polonia acaba de renovar íntegramente su flota aérea de combate con aviones F-16 y no el flamante eurofghter, en Hungría se entrenan unos miles de iraquíes exiliados y unidades chechas especializadas en guerra anti-armas químicas-nucleares- bacteriológicas están a punto y entrarán en la expedición... No hay duda de que los firmantes tienen el derecho a serlo. Pero también deben asumir la responsabilidad política de lo que hacen: el mismo día en que su manifiesto circulaba en la gran prensa, el parlamento europeo y la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, donde residen las opiniones públicas, votaba mociones inequívocamente hostiles a toda guerra preventiva y en las que se reitera que, hoy por hoy, las violaciones iraquíes no justifican un ataque militar. La presidencia griega ha corrido para decir que institucionalmente no fue ni informada ni, desde luego, solicitada. La lectura benévola textual indicaría, pues, que de los quince países miembros de la UE, sólo cinco son abajo-firmantes. Y, eso no lo dice el ministro Papandreu, pero lo piensa, con la circunstancia de que los signatarios dirigen gobiernos en Estados cuya opinión es hostil a EE.UU. ¿Un riesgo para los firmantes? ¿Una expresión de sus convicción más allá de la conveniencia política? ¿Un cierto desdén desde las alturas de los informados en el serrallo dirigido por el dúo Bush-Blair? ¿Un mensaje a los díscolos franceses y alemanes? El primer gran daño colateral está hecho y era evitable: los críticos creen que los aspirantes del Este debían haber ponderado más la reacción entre los socios antiguos del club europeo y mostrar más discreción y que Aznar y Blair podrían haberse abstenido de instar el papel y recoger las firmas. Eso es lo que hicieron, de creer al ministro húngaro de Exteriores. Hasta entre los patrocinadores hay lista de méritos.

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