Aznar recibe el reproche de todos los grupos parlamentarios

José María Aznar recibió un aluvión de críticas en el Congreso por el alineamiento de su Gobierno con las posiciones de George Bush hacia Irak. El jefe del Ejecutivo consideró «un poco excesivo» hablar de «sumisión» a Estados Unidos, como hizo el jefe de la oposición, y recordó que en la pasada década el Gobierno de Felipe González secundó las posturas, incluso bélicas, de las administraciones norteamericanas. Aznar, de todos modos, comprobó lo que es la soledad política ya que no recibió ni una palabra de respaldo a su estrategia en el conflicto y, en cambio, soportó todo tipo acusaciones por no buscar el consenso en España ni con los socios de la Unión Europea. La comparecencia en el Congreso de Aznar para explicar la postura del Gobierno en el conflicto de Irak se saldó con el rechazo total de todos los grupos de la oposición a entrar en una guerra que consideran desproporcionada y motivada por el seguidismo a Estados Unidos. Incluso sus tradicionales socios de Gobierno, CiU y Coalición Canaria, le reprocharon que acudiera tarde al Parlamento para explicar su postura y le mostraron su rechazo a la guerra. Los nacionalistas, molestos Molestos con la falta de información y preocupados por el apoyo sin fisuras del Gobierno de José María Aznar a la Administración Bush. Así se mostraron hoy los socios del Ejecutivo durante su intervención en el pleno. Esta vez el portavoz de los nacionalistas catalanes, Xavier Trias, estuvo muy templado; mucho más que su compañero de partido Ignasi Guardans durante la Comisión de Exteriores celebrada el pasado viernes y mucho más que el representante de los otros socios del Ejecutivo, el canario José Carlos Mauricio. El portavoz de los nacionalistas catalanes, Xavier Trias, recordó que la guerra es la última de las opciones y dijo que «no parecen agotadas todas las alternativas». El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, le acusó de impulsar el conflicto por «pura ambición política». La oposición también acusó a Aznar de romper el consenso internacional, especialmente en el seno de la Unión Europea. Aznar respondió que no rompe el consenso la postura de Francia y Alemania ni tampoco la carta de los ocho líderes, aunque dijo, con ironía, que es «un éxito monumental» que esa misiva ha roto el consenso, habida cuenta del escaso papel que la oposición da a España en el marco internacional. Sí admitió que no se han dado grandes pasos en los últimos años en lo que se refiere a una política exterior común para los Quince.