El primer ministro británico advierte que la ONU puede perder autoridad si flojea y que estallará un conflicto peor LA CRISIS DE IRAK: A FAVOR DE LA GUERRA
Blair promete más tiempo a los inspectores, hasta el informe de Blix
El primer ministro británico Tony Blair no bajó el tono de su discurso a pesar de la opo
Blair llegó a la conferencia de primavera del Partido Laborista celebrada en la ciudad escocesa con las orejas rojas. No era por el frío reinante, con temperaturas rozando los cero grados. Estaban rojas porque a mil kilómetros de distancia, en Londres, casi dos millones de manifestantes, la mayor manifestación política celebrada en la historia del Reino Unido, hablaban mal de él, se le pedía que detuviera la escalda militar contra Irak y entre otras cosas que dimitiera de su cargo. En su primer discurso en público desde que presentaran los inspectores su informe el pasado viernes, Blair reconoció que «habrá que dar más tiempo a los inspectores, pero el tiempo no es el que tarden en descubrir las armas, sino el necesario para llegar a una conclusión, si Sadam Huseín está totalmente preparado para cooperar o no», indicó Blair. Blair centró su discurso en la creencia de que una «marcha atrás» en la posición de fuerza ante Irak sería empleada por el dictador iraquí como una demostración de debilidad de la ONU y de Occidente. «Si mostramos debilidad en este momento aumentará la amenaza de Sadam, las Naciones Unidas perderán su autoridad y el conflicto, cuando se produzca en el Golfo Pérsico, será más sangriento». Blair demostró en Glasgow que no pretende escuchar la voz del pueblo. En un tono lectivo señaló que «si asisten 500.000 manifestantes a la marcha aún son menos que el número de muertos de los que Sadam es responsable». El problema para Blair es que los manifestantes que recorrieron ayer las calles del Reino Unido han comenzado a cambiar su discurso, del no a la guerra pasaban ayer a pedir la dimisión de Blair.