Los socios del Gobierno firmes en el rechazo a la guerra
«Cualquier opción bélica debe ser la última, ultimísima opción». La frase, pronunciada por el portavoz de Convergencia i Unió en el Congreso, Xavier Trias, resume la postura que mantuvieron en el pleno de este martes tanto el Grupo Parlamentario Catalán como Coalición Canaria. Los socios del Gobierno se ratificaron en las tesis que han venido defendiendo en los últimos meses en el conflicto con Irak, pero rebajaron su nivel de discrepancia con el Ejecutivo, en quien apreciaron una actitud menos proclive a la guerra. El consenso alcanzado en el Consejo Europeo el lunes, - suscrito por CiU y CC «con sus puntos y comas» en palabras del canario, José Carlos Mauricio- no fue suficiente para que estos dos grupos se reconciliaran al cien por cien con los populares. Mauricio veía con recelo las diferencias entre lo defendido por la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, en el Consejo de Seguridad del viernes, y los del texto europeo. Trias necesitaba oír de José María Aznar que su Gobierno cree verdaderamente que «la guerra no es inevitable». Uno y otro socio acudían a esta cita, además, dispuestos a echar en cara al Ejecutivo su poca disposición a escuchar lo que los ciudadanos dijeron en las calles. Y no vieron motivos para no hacerlo. «Las manifestaciones de este sábado -advirtió el portavoz catalán- recogían un anhelo de paz, pero también indignación con la actitud del Gobierno». Las desavenencias entre el Gobierno y sus socios en esta cuestión han sido hasta ahora tales que CiU y CC se niegan a dar la sensación de que son ellos quienes han cambiado de parecer. Por eso, se mostraron especialmente incisivos en sus preguntas a Aznar, más los canarios, y pidieron que explicara cómo casa el acuerdo de la UE con las ansias belicistas de EE.UU., a quien el Ejecutivo español ha prestado su apoyo. «Marzo es la fecha ideal para el ataque y Bush sólo está ganando tiempo para convencer al Consejo o intervenir en cualquier caso», dijo Mauricio. Pese a la ambigüedad de la que se podría acusar a los nacionalistas catalanes -según reconoció el propio Trias- su postura fue más clara que la de los vascos, quienes se negaron a sumarse o rechazar la resolución del Consejo Europeo, que el PP presentó como propia. Su portavoz, Iñaki Anasagasti, resumió en una frase sus demandas: «más tiempo, más inspectores y presión internaciona».