El presidente del Gobierno acusa al PSOE de quedarse fuera del consenso europeo y de no apoyar la resolución 1.441
Aznar sigue sin aclarar qué votará España en el Consejo de Seguridad
La resaca del pleno extraordinario sobre Irak, que el pasado martes retuvo en el hemiciclo a los diputados hasta la una de la maña
Rodríguez Zapatero y Jesús Caldera, ayer, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso
El presidente del Gobierno se refugió ayer miércoles en el escudo que le propició la declaración de mínimos sobre Irak de la UE ante las insistentes preguntas de la oposición sobre cuál será la postura que adoptará el Ejecutivo en la próxima reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. Los líderes del PSOE y de IU utilizaron las manifestaciones contra la guerra para aumentar su presión sobre el Gobierno y exigirle que rectifique su apoyo a EEUU en las Naciones Unidas. Como si no hubiera llegado a sus oídos la repetida pregunta -«¿cuál será la posición del Gobierno en la ONU?»-, Aznar se limitó a decir que el Ejecutivo ha forjado y mantendrá el consenso al que se han sumado 28 países europeos a raíz de la Cumbre extraordinaria de la UE sobre Irak. Un ambiguo acuerdo de mínimos que no define la posición de cada gobierno en esta crisis. El documento no hace referencia a una nueva resolución de la ONU, habla de más tiempo y medios para los inspectores, aunque no «indefinido», y establece que la guerra, como último recurso, «no es inevitable». El texto, aprobado el martes por el Parlamento sin el respaldo del PSOE, sirvió a Aznar para acusar a Zapatero de haberse situado «fuera del consenso» internacional con «deslealtad y oportunismo». Por ello le dio su «enhorabuena» y le instó a seguir por esa vía porque puede «hacerlo peor». El líder de la oposición criticó la «hipocresía» del presidente del Gobierno por sumarse ahora a posturas que antes no compartía -como la de dar más tiempo a los inspectores-. Rodríguez Zapatero pidió en nombre de los manifestantes que aclare si para el Gobierno las movilizaciones fueron «irrelevantes». Exigió de nuevo a Aznar que retire su apoyo a Bush porque sólo va a lograr dividir más al Consejo de Seguridad, a las Cortes y «divorciarse» de la opinión pública. Seguro de que las palabras de Bush elogiando la valentía y liderazgo de Aznar le habían congratulado, el secretario general del PSOE le reclamó que sea «leal con la paz y la ciudadanía de este país» en lugar de serlo con Bush.