El presidente francés es el abanderado de agotar la vía pacífica mientras que el español aboga por la guerra
Aznar y Chirac constatan sus diferencias sobre el conflicto de Irak
El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el presidente de la República Francesa, Jacques Chirac, constataron ayer en París sus di
El jefe del Gobierno y el presidente francés celebraron un almuerzo de trabajo en el palacio del Elíseo al que asistieron también la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, y el jefe del Gobierno francés, Jean Pierre Raffarin, entre otros comensales. Al término de la reunión, de hora y media de duración, Aznar y Chirac comparecieron con brevedad ante los informadores para levantar acta pública de sus divergencias sobre la resolución de la crisis. El texto presentado por Madrid, Washington y Londres afirma que Irak ha desaprovechado la última oportunidad representada por la resolución 1441, lo que autorizaría el recurso a la fuerza. Por su parte, París, Berlín y Moscú han puesto sobre la mesa un memorando con un calendario forzoso para acelerar el desarme del régimen de Sadam Hussein. La contradicción entre estas dos lógicas no fue superada en la entrevista entre Aznar y Chirac, más cercana al diálogo de sordos que a una dinámica de acercamiento. «Consideramos que no hay ninguna razón que justifique salir de la resolución 1441 y, por tanto, nos oponemos a toda nueva resolución», zanjó con sequedad el presidente francés sin disimular un ápice de crispación. Desde el punto de vista francés, aún queda una posibilidad para lograr el «objetivo común» del desarme iraquí por la vía pacífica mediante las inspecciones internacionales. «Por consiguiente, la guerra no es inevitable. Es la peor de las soluciones y una constatación de fracaso», recalcó Chirac. Por su parte, Aznar defendió la conveniencia de la nueva resolución -que abriría la puerta a una intervención armada contra Irak- y recordó que la obligación de desarme de Bagdad data de 1991 con la resolución 687. La posición española se resume en tres ejes: «la crisis debe ser gestionada desde el Consejo de Seguridad», «es necesario conseguir un consenso máximo en su seno» y «la presión máxima sobre Sadam Hussein es el mejor medio para garantizar una solución pacífica». La agenda de Aznar se completa hoy jueves con la audiencia que le concederá el Papa en Roma. El Vaticano se opone claramente a la guerra y ha pedido a los cristianos que guarden ayuno el próximo 5 de marzo por la paz.