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El presidente, en su tercera comparecencia para debatir sobre Irak, dice que no aceptará «más meses de mentiras»

Aznar defiende la segunda resolución que autorice el uso de la fuerza

El presidente del Gobierno, José María Aznar, defendió ayer en el Congreso de los Diputados la propuesta de resolución presentada po

Aznar, pensativo, durante la sesión de ayer en el Congreso

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E. Clemente/G. Bareño Corresponsal de MADRID.
León

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Durante la sesión informativa sobre Irak celebrada en el Congreso de los Dioputados, la tercera comparecencia de Aznar en el Parlamento tras el 5 y el 18 de febrero, el presidente del Gobierno, muy ácido con la oposición, significativamente, el presidente del Gobierno citó también el precedente de Kosovo, donde se produjo la intervención militar sin la cobertura de un mandato del Consejo de Seguridad. No hay diferencias entre las víctimas kosovares de Milosevic y las iraquíes de Sadam Huseín, dijo, sino un doble rasero que no permite las matanzas en Europa y sí cuando se producen lejos. «La primera víctima de Sadam es su propio pueblo», recordó tras repasar el siniestro récord de violaciones de los derechos humanos del dictador. Por otro lado, el líder del PP informó a la cámara de que España está ya preparando la ayuda humanitaria para el pueblo iraquí y ha destinado ya cinco millones de euros al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), lo que convierte a nuestro país entre los tres primeros contribuyentes al esfuerzo requerido. Aznar advirtió también a Naciones Unidas de que debe velar por el cumplimiento de sus propias resoluciones o se expondrá a perder su credibilidad y su solvencia. Estas cuatro pistas indican con toda claridad que la guerra, que ya está decidida en Washington, puede ser cuestión de días, de semanas. Para Aznar, Sadam no tiene ninguna voluntad de desarmarse, ha organizado un sistema organizado de ocultamiento y engaño, sólo actúa bajo presión y sus últimos movimientos son sólo una manera de dividir a la comunidad internacional. Por tanto, la solución a la crisis «no pasa por que haya más inspectores», sino por aumentar la presión mediante la aprobación de la segunda resolución patrocinada por los tres países aliados de EE.UU, Reino Unido y España. Visión opuesta Rodríguez Zapatero expuso su visión totalmente opuesta del problema. Para el líder socialista, Sadam sí se está desarmando, a pesar de Aznar y de Bush y gracias a la estrategia de países como Alemania y Francia, y no supone una amenaza para la paz mundial porque es un país debilitado. Además, recordó que el objetivo de las resoluciones del Consejo de Seguridad no es derrocar el «régimen tiránico» de Bagdad, como pretende Bush con el apoyo de Aznar, subvirtiendo todo el proceso iniciado por la ONU en 1991. La guerra que promueven ambos sólo generará «odio en cantidades ingentes, que es el mayor arma de destrucción masiva que se puede generar y dejará a la ONU herida de muerte». Xavier Trias reprochó a Aznar su «entusiasmo» belicista y le urgió a que busque una solución pacífica de la crisis de una manera efectiva y real y no «retórica». El portavoz de CiU aseguró que la guerra debe ser «el último recurso, la última estación» a la que, según él, aún no hemos llegado. Por su parte, Gaspar Llamazares acusó al Gobierno de «estar preparando la guerra» y calificó al PP de «partido de la guerra» tras haber refrendado en bloque la política de Aznar.