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Publicado por
León

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Estos días se repite hasta la saciedad que la primera víctima cuando una guerra se acerca es la verdad. Y no es que desde los Estados Unidos se estén extremando las sutilezas y los mensajes subliminales, no; la táctica y hasta la estrategia de Bush es más bien directa, primaria. Ha dicho que quiere la guerra y todos están seguros de que es cierto que la desea, la propicia y la prepara. Lo cual no quiere decir que no se masajee un tanto, previamente, a la opinión pública. Primero fueron los vínculos de Sadam con Al Qaeda, lo que es patentemente incierto; luego, algún libro publicado por ilustre periodista de antaño convertido hogaño en columnista de cámara de la Casa Blanca. Más tarde, las presuntas conexiones terroristas de Irak con otras difusas organizaciones. Lo del armamento ya se sabe cómo ha ido: confuso y ambiguo como las propias explicaciones de Blix al Consejo de Seguridad. Ahora, la viruela. No es que yo diga que Sadam Husein es un santo, porque no lo es. Probablemente se tenga merecida la inquina internacional, y algo más que eso. Pero, en mi creencia personal, ni posee ya armas de destrucción masiva, ni tiene nada que ver con los fanáticos islámicos de Al Qaeda ni anda por ahí planeando expandir virus malignos por doquier: carece de capacidad para ello, aunque tal vez no le faltasen intenciones. Sadam debe ser, tal vez, eliminado de su puesto porque resulta un peligro para la estabilidad de una zona clave. O porque administra mal una riqueza de la que el mundo necesita. O porque conviene a los intereses militares, económicos y estratégicos de quien garantiza el estatu quo actual, o sea, los Estados Unidos. Personalmente, ninguna de esas razones me parece suficiente como para desencadenar una intervención que correría el riesgo de destapar alguna de las cajas de Pandora que hasta ahora permanecen celosamente selladas. Pero admito que todas ellas pueden ser consideradas razones de fuerza. Ahora, la viruela, no. Lo digo porque por no pocos centros de difusión mediática, oficial y oficiosa, de Occidente ha comenzado a expandirse la viruela. La amenaza de la viruela, claro, porque la enfermedad está erradicada en los países desarrollados desde hace años. Esta nueva plaga de la viruela es el último ejemplo de esa poco hábil, sin duda algo burda, guerra de imagen que precede a las guerras con fusiles. Bush necesita otros asesores de comunicación: los que eliminaron las imágenes de las víctimas en Afganistán, los que encontraron tantos vídeos de Al Qaeda diseminados por el suelo en Kabul, se han quedado algo obsoletos.