Aznar decidirá solo sobre el papel de España en la guerra

Para justificar su postura, el Gobierno de Aznar tira del ejemplo del primer ministro británico, Tony Blair, quien también anunció que no se someterá al corsé de una resolución parlamentaria previa. «No podemos ir maniatados al Consejo de Seguridad», argumenta el portavoz oficial para explicar la negativa de Aznar a someterse a una resolución parlamentaria antes de las votaciones de la ONU. A pesar de esta firme decisión gubernamental, la estrategia política en la crisis pasa por una intensa presencia de los ministros, vicepresidentes y presidente en el Parlamento, tal y como ha ocurrido en las últimas semanas. El principal valedor de esta filosofía es el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, quien, tras las masivas manifestaciones contra la guerra que se sucedieron el pasado 15 de febrero, preparó una ofensiva parlamentaria apoyada en el grupo mayoritario del Congreso. Después de la histórica reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el presidente del gobierno español, José María Aznar, advirtió que España no está dispuesta a dar mas tiempo a Irak para desarmarse. «Si el Consejo de Seguridad deja de funcionar, en el futuro, un grupo de Estados hará todo lo que esté a su alcance para imponer sus propios intereses al margen de ese marco legal», dijo Aznar durante una entrevista que publica la revista alemana Der Spiegel. Es la primera vez que un jefe de Gobierno europeo amenaza con violar la legitimidad de Naciones Unidas si el Consejo de Seguridad del máximo organismo internacional vota en contra, la próxima semana, de la nueva resolución presentada por Estados Unidos, Reino Unido y España. La amenaza de invadir militarmente Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad podría provocar la mayor crisis en el seno de la ONU en el último medio siglo. Según fuentes diplomáticas alemanas, podría ser el detonante para llevar a cabo una reforma histórica en el seno del organismo internacional, incluido el Consejo de Seguridad, que se rige por una reglamentación que no corresponde a la realidad. Aznar justificó la posibilidad de actuar al margen del marco legal de la ONU con el ejemplo de la decisión de Londres y Paris, adoptada en 1938, que permitió a Hitler anexar al Reich una vasta región de Checoslovaquia, con el fin de impedir una nueva guerra en Europa. «España mantiene relaciones bilaterales extraordinarias con Alemania y Francia», afirmó Aznar, en un intento poco fructífero de reconciliación con Berlín y París. «No derramaré lagrimas por Sadam si estalla la guerra», afirmó el jefe del Gobierno español, que calificó al dictador iraquí como un «hombre de poco fiar». En España, PSOE e IU arremetieron ayer con dureza contra el discurso que pronunció el pasado viernes la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, en el Consejo de Seguridad de la ONU. José Luis Rodríguez Zapatero lamentó que la jefa de la diplomacia pronunciara las palabras más «belicistas» que se escucharon en la reunión y que con ellas haya dado al mundo la «peor» imagen de España en 25 años. Gaspar Llamazares, líder de IU, aseguró sentirse «avergonzado» porque el Ejecutivo se haya erigido en el «abanderado de la cruzada de la extrema derecha» de EE. UU. En el Pabellón Multiusos de Cáceres, donde el PSOE celebró el Día Internacional de las Mujeres, el jefe de la oposición criticó «las prisas» del Ejecutivo cuando los inspectores han pedido «meses» para continuar con su labor. «¿Acaso no escuchó usted, señor Aznar, a los inspectores de la ONU?», preguntó Rodríguez Zapatero al jefe del Ejecutivo. «España, desde la democracia, ha sido un país de paz y diálogo. Evite que la declaración de guerra lleve el nombre de España mientras haya alternativas», le instó el líder del Partido Socialista a Aznar.