España sin ONU

La ONU, una institución supranacional y multilateral que representa la legalidad internacional surgida de la Segunda Guerra Mundial y que se nutre de los principios emanados de la Paz de Westfalia, en el siglo XVII, ha sido la garantía de estabilidad e integridad de todos los Estados durante este medio siglo. Dicha garantía ha permitido la resolución pacífica de numerosos conflictos y ha permitido a los Estados desarmarse relativamente porque la guerra había comenzado a ser improbable. Por esta razón, Europa ha minimizado sus gastos de Defensa hasta extremos insólitos, lo que ha permitido destinar tales recursos a otros fines. España ha sido uno de los países que más ha reducido el tamaño de su Ejército porque se sentía amparada por las reglas de conducta de la comunidad internacional. Pero ¿qué ocurrirá si la ONU perece en la hoguera de Irak, si finalmente se produce una guerra unilateral sin la legitimación de la ONU? Evidentemente, los conflictos que surjan ya no tendrán el viejo cauce sistemático de la diplomacia. Y los países que han desistido de dotarse de un Ejército suficiente tendrán que rearmarse. Éste será, evidentemente, el caso español. ¿Han meditado quienes toman las decisiones todas estas inquietantes evidencias?