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Publicado por
León

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Claramente a la defensiva, la Casa Blanca ve como se amontonan los obstáculos internacionales a su plan de obtener un aval de la ONU a su decisión de atacar en Iraq. Pero, sin duda, de todo lo sucedido en las últimas horas lo más grave para George Bush es el giro del New York Times: su editorial del domingo es devastador... «Devastador» es justamente el adjetivo que el influyente diario utiliza para calificar el informe Blix-Baradei del viernes pasado en el Consejo de Seguridad. Totalmente devastador para los intereses norteamericanos se dice en un histórico editorial que se titula nada menos que así: «Diciendo no a una guerra». Sus argumentos son elementales, no rezuman filosofía moral alguna y son un ejercicio de discernimiento político. Se resumen, sencillamente, en que los Estados Unidos cometerán un error en si lanzan un ataque «sin un amplio respaldo internacional». En esta frase, clave hay, además, un argumento más estructural y de fondo, porque sobreentiende que tal «amplio apoyo internacional» no se recibe ni siquiera si se consigue, con presiones y promesas, nueve votos del que el noveno y último fuera, por ejemplo, el de Guinea-Conakry... La alianza que busca Washington no tiene, a estas alturas, un correlato en la votación que eventualmente pueda obtener en el Consejo de Seguridad de la ONU, sino en la comparación con la que pudo obtenerse sin esfuerzo para lanzar la Guerra del Golfo. El diario entra en el campo minado de los recuerdos al mencionar Vietnam como el paradigma de un error histórico. El presidente Bush, que hoy perdería una elección frente a un buen candidato demócrata (sondeo de la universidad de Pensylvania el jueves) sabe que las cuentas están echadas mil veces: un 56 por ciento de apoyo a una intervención que baja a un 37 por ciento si no hay luz verde de la ONU y sube a un 50 si cooperan los aliados tradicionales. El diligente primo británico no es suficiente y el apéndice australiano, tampoco. Bush está contra las cuerdas y no es para menos: ganará una guerra a cambio de sembrar otras y perder la postguerra. Londres busca afanosamente una salida con una enmienda de la enmienda con tres matices: a) más tiempo de inspección. b) tareas concretas de desarme a Sadam para que las ejecute ya. c) aceptar que, en caso de cumplimiento, puede quedarse en el gobierno. ¿Puede Washington aceptar esto? No es seguro. Sí lo es, en cambio, que nadie sabe cuando se votará la famosa y nonata segunda resolución... ... si es que llega a votarse.

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