¿Aznar ante la justicia europea?

Lo ha insinuado el juez Garzón. En este rincón del mundo en que se encuentra España, del cual quiere sacarnos Aznar para llevarnos no se sabe a donde -al menos no ha sabido explicarlo, todavía- el panorama político-social se ve amenazado por negros nubarrones que amenazan tormentas por doquier, cuyas posibles consecuencias no permiten el optimismo. Tenemos, en primer lugar, la guerra contra Irak. Se da por descontado que sea cual sea la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el presidente Bush está dispuesto a llevar a cabo el ataque contra Sadam Huseín. Decisión que cuenta con el apoyo incondicional del presidente del Gobierno español, señor Aznar. Tambien del premier británico, Tony Blair, aunque últimamente, y al parecer, con menos entusiasmo, habida cuenta de la rebelión de algunos miembros de su partido e incluso de su Gobierno que no comparten el seguidismo de Blair a la política guerrera de Bush. No es el caso de Aznar, que tiene sometidos a los miembros de su partido, el PP, a la adhesión inquebrantable a sus decisiones, haga lo que haga. Y a ver quien es el guapo que se atreve a jugarse el puesto en las listas de las próximas elecciones. En estas estamos cuando se acaba de constituir en La Haya el Tribunal Penal Internacional (TPI). Este alto tribunal podrá juzgar los delitos cometidos en los territorios de los países que lo han ratificado o los cometidos por un ciudadano de esos países. EE.UU. no lo han ratificado y por lo tanto quedan excluídos de las competencias del TPI. España y Gran Bretaña, como los demás países de la Unión Europea, sí lo han hecho y a su juridiscción quedan sujetos. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, que asistió el pasado martes al nacimiento del alto tribunal, en La Haya, ha advertido que si se llegase a iniciar la guerra contra Irak sin el respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los autores podrían ser denunciados ante el TPI. Esa declaración de guerra, saltándose a la torera las resoluciones de la ONU, sólo están dispuestos a llevarla a cabo Bush, Aznar y Blair. Dado que EE.UU. no han ratificado el citado Tribunal Penal Internacional, su presidente Bush quedaría al margen de las posibles denuncias. No es el caso de Aznar y Blair, que podrían ser denunciados ante el TPI, por haber ratificado España y Gran Bretaña la constitución de esta corte internacional de justicia. Lo ha dicho el juez Baltasar Garzón. En caso de una guerra contra Irak sin la aprobación del Consejo de Seguridad, no sería Sadam Huseín sino Aznar y Blair quienes tendrían que ser denunciados ante el Tribunal Penal Internacional y juzgados por él mismo por crímenes de guerra.