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Gobierno y candidatos del PP quieren que la guerra acabe antes de las elecciones municipales del 25 de mayo EL MUNDO SE PREPARA PARA LA GUERRA

Aznar acuerda con Bush un plazo de cuatro días para negociar el ultimátum

El Gobierno español está decidido a zanjar las negociaciones para la nueva resolución de la ONU sobre

Publicado por
Magis Iglesias - MADRID.
León

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Fuentes gubernamentales se mostraron ayer más pesimistas sobre la posibilidad de que puedan reunirse los nueve votos necesarios para que el acuerdo que plantea España con EE. UU. y Reino Unido pueda salir adelante. Todo indica que los textos que los autores de la iniciativa hacen circular entre los miembros del Consejo, en el proceso negociador que se ha intensificado en las últimas horas, no han obtenido el resultado deseado. Si se hubiera confirmado el apoyo mayoritario del que creían disponer el pasado miércoles, los tres firmantes habrían solicitado hoy mismo la votación. En medios gubernamentales ya se considera irreversible la posición de Francia y Rusia, firmemente en contra de la propuesta. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, admitió que «Francia ha tomado una postura muy definida y ha anunciado el veto» y, en las mismas declaraciones a la cadena Cope, indicó que «después de eso, es muy difícil echarse para atrás». Aznar y Bush ponderaron la complicada situación en la conversación telefónica del miércoles por la noche, según informaron fuentes de La Moncloa. Estados Unidos, que había puesto de plazo para estas negociaciones el pasado martes, admitió un retraso hasta el próximo lunes, tal y como le pidieron Aznar y Blair. Con este aplazamiento, que es cuestión de horas, España quiere demostrar que hace «todo lo posible para buscar el consenso» y que cede, al menos, en este aspecto. Dentro de esta línea, se expresó ayer el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, en la cadena SER, que señaló que «hay que dar la batalla y luchar para que se cumpla la legalidad internacional». «Lo que hay que hacer», dijo, «es trabajar para que no tengamos necesidad de que haya ninguna guerra y ésa es la posición del Gobierno español». El vicepresidente también endosó a los países que utilicen el veto las consecuencias que tendrá para el Consejo de Seguridad. «Haremos el mayor esfuerzo para que haya un acuerdo», explicó Rajoy al tiempo que advertía de que «si no lo hay será un fracaso de Naciones Unidas». Precisamente, el temor al fracaso es el que aconseja a los tres autores de la iniciativa la retirada de la resolución si no tienen la certeza de que contarán con los nueve votos necesarios para conformar la mayoría. Para agotar todas las posibilidades y llevar al límite del tiempo posible esta decisión -que perjudica, sobre todo, a los gobiernos de Madrid y Londres- Estados Unidos ha admitido retrasar el plazo. En el Ejecutivo y en el PP hay coincidencia en la necesidad de zanjar este proceso al considerar que, tal y como están las cosas, no tiene sentido seguir prolongando una situación que podría haber llegado al bloqueo. La cercanía de las elecciones municipales y los perjuicios que la incertidumbre internacional ocasionan a la economía son los primeros motivos que llevan a los dirigentes populares a desear «que todo se resuelva cuanto antes». El panorama que se vislumbra aconseja a los populares un rápido desenlace, en el peor de los escenarios en que Estados Unidos ponga en marcha la ofensiva bélica sin que la ONU se pronuncie de nuevo. En este supuesto, los candidatos y dirigentes del PP desean que el conflicto haya concluido cuando se celebren las elecciones del 25 de mayo. Incluso, acarician la idea de que Sadam se exilie antes de que se desencadene una guerra. Éste es también el deseo de Rajoy. «No sería una mala fórmula», dijo ayer.

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