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El autoproclamado «gobernador» de Bagdad avisa de que seguirá en el cargo aun sin consentimiento de Washington

El hombre de Bush toma Irak

El general retirado estadounidense Jay Garner, primer administrador estadounidense de un país árabe, llegó ayer a Bagdad y tomó plaza

Jay Garner, administrador provisional de Irak, a su llegada ayer a Bagdad

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Especial para BAGDAD.
León

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Jay Garner, general estadounidense retirado, ya está en Bagdad, donde ha asumido las funciones de administrador civil y provisional de Irak, país que abandonará, según aseguró, cuando el control vuelva a estar en manos de sus ciudadanos. Nada más aterrizar su avión en el Aeropuerto Internacional de la capital iraquí, Garner afirmó solemnemente: «Hoy es un gran día para Irak y un gran día para mí personalmente». Durante su primera jornada en Bagdad, Garner visitó un hospital de la capital, donde comprobó la falta de medios y la inseguridad, así como las estaciones de producción de electricidad y una depuradora de agua. En este sentido, Bagdad vivió ayer una buena noticia. La electricidad fue restablecida en una parte de la ciudad, que estaba sin suministro eléctrico desde el pasado día 4. La recuperación de los servicios básicos es uno de los principales objetivos del nuevo administrador civil de Irak para asistir a la necesitada población. Junto a Garner, y para cumplir esta misión, estará un equipo de 400 expertos, militares, diplomáticos, juristas y funcionarios iraquíes exiliados. Garner realizó toda una declaración de intenciones en Bagdad. «Yo no soy el gobernante de Irak, el gobernante de Irak será un iraquí», aseguró, aunque eludió fijar plazos a su labor y sólo dijo que permanecerá en el país «todo lo que haga falta». Garner dijo estar «ansioso por que se lance el proceso de autogobierno, y tan pronto como lo hagan y estén cómodos, nosotros también, les devolveremos todo». El general retirado insistió en que Estados Unidos no pretende imponer un gobierno. «Lo que nos importa es establecer un proceso democrático que permita la instalación de un gobierno que exprese la voluntad del pueblo», afirmó. En los próximos días se celebrará una conferencia en la que participarán cerca de mil figuras activas en la política iraquí, de diferentes organizaciones y partidos del país. En dicho encuentro, se discutirá sobre la vida constitucional basada en la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Incluso se podría tratar la formación del nuevo gobierno. Según dijo Garner, es importante la reconstrucción del país, pero no por las tres semanas de guerra, sino sobre todo por los 35 años de Gobierno de Sadam Huseín. No mencióno los darmáticos 12 años de embargo internacional a que ha estado sometido el país. Garner valoró positivamente la posibilidad de que parte de los contratos de reconstrucción sean concedidos a compañías iraquíes y kuwaitíes. «Muy pronto le será devuelta al pueblo iraquí su riqueza petrolífera por parte de Naciones Unidas», sentenció. Sus palabras parecen cobrar sentido ante la presencia de miles de musulmanes suníes que salieron ayer en manifestación de la mezquita que se erige en la plaza de Fardus (Paraíso), donde reclamaban con pancartas: «Fuera EE. UU.», «Estamos contra la ocupación», «La ayuda a los iraquíes es una gran mentira» y «No a los acuerdos con Israel». Pero de la mano de la batería militar y política orquestada por EE. UU. y entre las numerosas organizaciones no gubernamentales que ya han alcanzado Bagdad, ha llegado a Irak la Organización Evangélica dirigida por Franklein Graham, conocido por su insistencia en declarar al Islam «una religión endiablada y cruel». Mientras, el autoproclamado «gobernador» de Bagdad, Mohamed Mohsen Zubeidi, afirmó ayer al canal de televisión satelital qatarí Al Yazira que permanecerá en su cargo para el que ha sido «elegido» aunque Washington no lo reconozca. «Seguiré gestionando los asuntos de Bagdad. Representamos la administración de nuestra ciudad y es el pueblo iraquí el que nos eligió», declaró Zubeidi al canal de televisión qatarí. «No somos un gobierno, sino una administración civil», agregó. Casi todos los líderes árabes parecen estar satisfechos con el derrocamiento del régimen de Sadam, considerado como un foco de problemas para la región, aunque ven con recelo la ocupación del país por parte de las tropas anglo-americanas y piden su salida inmediata.

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