OPINIÓN Enrique Vázquez
Washington habla con Pyongyang
Tres días completos de negociaciones directas entre los Estados Unidos y Corea del Norte sobre el contencioso nuclear -ayer, hoy y mañana, en Pekín- no tendrán derecho ni a un comunicado de prensa ni a comentarios. Así se hizo saber ayer en la capital china donde James Kelly abrió las cruciales consultas en presencia de un (¿mediador? ¿anfitrión? ¿parte interesada?) alto funcionario chino. Kelly, subsecretario de Estado para Asia Oriental, llegó a Pekín el lunes relativamente tranquilizado por la definitiva versión del célebre comunicado norcoreano del jueves anterior y según el cual el país estaba procesando con éxito su uranio y obteniendo el combustible adecuado en la planta de Yongbion. En román paladino, plutonio para usos militares: la bomba operacional inmediata, porque ya dispone de misiles de medio alcance para transportarla. El escándalo fue de tal tamaño que pareció inevitable la suspensión de la prevista reunión tripartita, pero las partes encontraron una extravagante manera de remediar el mal y echaron la culpa a una mala traducción del texto. El domingo se dio la versión virtuosa: Corea del Norte reconoce que considera tal posibilidad y puede ponerla en marcha, pero no lo ha hecho todavía ni, menos, con éxito. Norcorea siempre ha exigido una negociación bilateral con los Estados Unidos y en Washington se pide invariablemente un foro multilateral. Formalmente ha cedido el régimen de Pyongyang, pero de hecho es la parte americana la que lo hace porque la reunión a tres con ausencia de los dos directamente interesados, Japón y Corea del Sur, se ha descafeinado mucho. El Secretario de Estado, Colin Powell, no quiere aceptar que el papel chino es el de un amable componedor que se dota de un perfil bajo (su representante en la negociación es una directora general del ministerio de Exteriores) y estima que China es protagonista a parte entera y la reunión, multilateral. Puntillosos argumentos aparte, lo relevante en términos políticos es que, por fin, se produce una negociación sobre el programa nuclear norcoreano: Washington, que tiene planes para bombardear Yongbion si no hay otro remedio, (The Washington Post del domingo) privilegia aquí, en cambio, un camino diplomático. No todo puede ser, ni debe ser, Irak...