Una crisis apenas neutralizada

El candidato que gane las elecciones presidenciales en Argentina recibirá una herencia controvertida. Por un lado, el clima de revuelta social y colapso económico que reinaba a fines de 2001 parece neutralizado. Sin embargo, nadie debería llamarse a engaño, la pobreza creció hasta llegar a 54% de la población, el nivel de paro sigue muy alto, el 17,4% de la población activa, y los acreedores de la voluminosa deuda externa esperan ansiosos al nuevo presidente para exigir una rápida reanudación de los pagos suspendidos. Una muestra cabal de que los problemas de fondo siguen sin solución está en la provincia de Tucumán, que despertó el interés mundial hace pocos meses al destaparse los graves casos de desnutrición en un hospital pediátrico. El Gobierno dispuso una serie de medidas para paliar el desastre, pero el director del hospital, Lorenzo Marcos, asegura que en la actualidad el 30% de los niños dados de alta, tras 90 días de tratamiento por desnutrición, vuelven a ser internados con los mismos síntomas. Cuando renunció Fernando de la Rúa, en diciembre de 2001, el país se situó al borde de la desintegración social. Millones de argentinos tenían sus ahorros en dólares atrapados en los bancos por el ''corralito'' y el fantasma de la devaluación inminente causaba desesperación. La falta de un plan eficiente para paliar la pobreza y el paro, sumada a la repentina escasez de dinero en efectivo en las calles dieron el empujón final al gobierno del político radical. El ambiente se encrespó, comenzaron los saqueos a comercios de alimentos, De la Rúa intentó imponer el estado de sitio y la revuelta estalló. Miles de argentinos salieron a las calles y exigieron la renuncia del Gobierno. El saldo de las manifestaciones fue de casi 30 muertos. Devaluación Tras una serie fugaz de sucesores -entre los que no faltó quien decidió declarar el cese de pagos de la deuda externa privada- asumió la Presidencia Eduardo Duhalde, elegido por la Asamblea Legislativa que reúne a Congreso y Senado. Duhalde devaluó la moneda que se había mantenido durante 10 años en la paridad de uno a uno con el dólar y sólo a mediados de 2002, cuando se estaba al borde de una nueva suspensión de pagos con los organismos multilaterales de crédito, se logró encaminar la crisis. La inflación, que creció el 40% en 2002, está ahora bajo control, la devaluación, que llevó a que un dólar se cotizase de un peso a casi cuatro en 2002, también se frenó y ahora la moneda argentina ha recuperado terreno. Se logró un acuerdo provisional con los organismos para postergar los vencimientos de la deuda y se puso un marcha un plan de subsidios para los cabezas de hogar desempleados que beneficia a más de dos millones de argentinos. Estas medidas lograron detener la catástrofe. Los ahorradores comenzaron a recuperar depósitos, las exportaciones subieron y ciertos sectores comerciales, agrarios e industriales se pusieron en marcha. El Producto Interno Bruto, que cayó 11% en 2002, creció un 5% en el primer trimestre de este año. Sin embargo, la calma durará poco si el próximo presidente no logra acertar en las soluciones de fondo para los problemas pendientes.