Militares y civiles españoles se harán cargo de la administración provisional del sur de Irak desde Basora
«Los soldados americanos no pueden distinguir una piedra de una granada»
Un oficial norteamericano al mando de las tropas que dispararon contra una manifestación en la ciudad iraquí de Falouga matando a 13 civil
«La multitud pasaba por delante del colegio donde están las tropas norteamericanas y algunos cogieron piedras y las lanzaron contra los soldados, que abrieron fuego contra los manifestantes», aseguró uno de los testigos. Militares estadounidenses rechazaron esta versión y alegaron que los soldados actuaron en legítima defensa. Se trata del incidente más serio de este tipo en Irak desde que EE. UU. se hizo con el control de Bagdad hace 20 días. Miles de iraquíes participaron en los funerales de las víctimas, que se convirtieron en una manifestación de protesta, en la que se pidió «venganza inmediata» por estas muertes, entre ellas la de varios niños. Los manifestantes también exigieron la retirada de las tropas de EE. UU. de Irak y advirtieron de que en los próximos días se incrementará en su contra la resistencia armada, incluidos los atentados suicidas. «Los jóvenes se están preparando para realizar operaciones de martirio (atentados suicidas) contra los ocupantes criminales», dijo Kazem Chamar, uno de los jefes tribales que participaron en la protesta. «Con sus crímenes en Irak, los (norte)americanos han abierto una puerta del infierno», añadió Chamar, en medio de gritos de la multitud en favor de la venganza. «Sacrificamos nuestra sangre y nuestras almas por tí, Irak», coreaban los manifestantes, que enarbolaban banderas iraquíes. El Ejército de Estados Unidos acabó con la vida de familias enteras durante la guerra en Nasiriya (al sur de Irak) mientras intentaban refugiarse en sus viviendas de los bombardeos o escapar a zonas rurales. Dos ejemplos. El pasado 24 de marzo, catorce personas, miembros de una misma familia, murieron a plena luz del sol tras ser alcanzado el vehículo en el que viajaban por un proyectil lanzado desde un tanque estadounidense a una distancia de 300 metros. En el vehículo se montaron Yuad, su hermana Sainab, su marido y sus hijos, los hijos de otra hermana, dos tíos y sus mujeres; en total diecisiete personas. Tenía previsto hacer otro viaje para recoger a su mujer, a sus hijos y al resto de la familia. Pero no pudo ser, porque a las dos de la tarde un grupo de soldados estadounidenses en un carro de combate apostado en la entrada de la ciudad, al lado del Puente Holandés, que cruza el Río Tigris, decidió que el vehículo, ahora un montón de chatarra calcinada, era un objetivo legítimo. Después, las tropas enterraron a los cadáveres al borde de la carretera. El 23 de marzo, Yauad Hashim, de 37 años, perdió a catorce miembros de su familia. Varios de ellos murieron en sus manos mientras intentaba apagar, inútilmente, el fuego que los envolvía. Fuentes médicas de Nasiriya calculan que más de mil personas, la mayoría de ellas civiles, murieron en los ataques de EE. UU.. Militares y civiles españoles participarán en el Gobierno de Irak haciéndose cargo de la región sur del país, que será administrada por España desde Basora.